Los “historieteros
bien pagaos”, no solamente mienten sobre nuestra historia reciente, sino
también sobre la muy lejana. Así, por ejemplo, hemos leído que, al contrario de
lo que sucedía en las demás sociedades cristianas de aquel entonces, en el
territorio musulmán español Al –Andalus, convivían pacíficamente las culturas
cristiana, judía y la citada musulmana. Todo mentira. Pero claro, oiga, para
algo está la “alianza de civilizaciones”.
Para empezar,
diremos que las citadas culturas son prácticamente incompatibles, si bien entre
la judía y la cristiana puede haber cierta sintonía. Con la musulmana jamás se
podrán entender debido a su fanatismo e intolerancia.
Estas mentiras de
los citados “historieteros bien pagaos”, no son producto de la ignorancia, sino
de una estrategia bien definida y planeada de esos defensores de la “alianza de
civilizaciones” y de los nuevos “andalucistas” que buscan “el hecho
diferencial”, así como la “identidad nacional”, por mor de su origen musulmán.
Para nada tienen en cuenta los legados romanos y cristianos, siendo éstos muy
posteriores a la época musulmana.
Con esta actitud de
falsear la historia, además de presentar la dominación musulmana de forma
pacífica y beatífica, se está consiguiendo el favorecer al islamismo.
Dicho esto, y
volviendo al principio, la citada convivencia pacífica e idílica nunca existió:
siempre hubo conquistadores y conquistados. Es más, entre los mismos invasores
musulmanes hubo discrepancias, luchas y reyertas, como lo demuestran los
enfrentamientos éntrelos musulmanes árabes y los que venían del norte de
África, a los que se les consideraba gente de segunda.
Por otra parte,
¿cómo iba a ver coexistencia pacífica, cuando el mismo Corán incita a matar y a
asesinar s los “infieles”?
Comentar, asimismo,
que la discriminación que los musulmanes imponían a los judíos y cristianos era
terrible. Así, por ejemplo, tenían que vivir en zonas perfectamente
delimitadas, teniendo totalmente prohibido
juntarse y mezclarse con los musulmanes, obligándoles a llevar señales
exteriores para saber a qué religión pertenecían. No se les permitía ningún
tipo de manifestación exterior religiosa y, obviamente, a cristianos y judíos
se les prohibía todo contacto con los musulmanes, además de estar obligados a
pagar un impuesto porque estaban viviendo en tierra del Islam.
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