jueves, 19 de septiembre de 2019

Votaciones a la vista ( I I )



Ante las próximas votaciones. Sabios y broncas.

Como ya saben, ya pronto estaremos en período electoral. Las votaciones, que no elecciones, están a la vuelta de la esquina.

Ya sabemos cómo empieza dicho período: reuniones de los partidos con sus correspondientes sesiones para la “toma de conciencia” de los ciudadanos, basándose en estrategias de todo tipo que van desde el insulto y la descalificación del “enemigo”, hasta la magnificencia del programa del respectivo partido con las “ponencias” consabidas. Hay que recuperar a los indecisos y dar una patada en el tabalario a los disconformes, oiga.

Una de las “ponencias”, que siempre aparece en todo período electoral, es más una consigna de tipo dogmático: mostrar al “pueblo soberano” un rol de exposiciones y argumentos, planos en su mayoría, para convencer a los votantes  que “nos voten”, y no lo hagan al “enemigo” porque les puede traer consecuencias nefastas, tales como más impuestos, menos escuelas, menos hospitales, mayor corrupción, menor libertad, más explotación, etc, etc.

Las citadas “ponencias” son muy sencillas y elementales porque tiene que asimilarlas el “pueblo soberano”: la crisis es cosa de los americanos, de la derecha, que, ¡faltaría más!, está al servicio de la banca, del gran capital, de la Iglesia y demás monsergas.

Luego viene el mitin, con el consabido unanimismo para explicar a la ciudadanía la realidad, es decir, que si la guerra ilegal imperialista, que si el fascismo, que si la Iglesia, y el larguísimo etc. de siempre.

Una vez vistas todas las “ponencias”, llega el momento de elegir a los cabezas de lista, eso sí, sin la menor participación del “pueblo soberano”. Y entonces es cuando empieza la fiesta: manifestaciones públicas, mítines, altoparlantes por las calles, pancartas, tamborileros, etc.

En los mítines no pueden faltar los “voceros” correspondientes, sujetos perfectamente amaestrados y que son los encargados de memorizar consignas, jalear a la gente y reírse de la “chispa” del mitinero y alabar el talento y el talante del mismo.

Una vez ya metidos en plena campaña, viene lo de siempre: el maniqueismo de buenos y malos, con los correspondientes mensajes subliminales para persuadir, solicitar el voto, dar instrucciones, etc. Así, cuando se dice “esos”, obviamente se refiere al “enemigo”, y cuando se dice “hasta aquí hemos llegado” quiere decir que hay que “echar al enemigo”.

Luego viene el INRI: comité de “sabios” para las campañas, “sabios” que hacen siempre lo mismo: extender la bronca, la confrontación, la mentira, la crispación, etc, etc, que achacan al partido “enemigo”, para proclamar el diálogo, la fraternidad, el talento, el talante, la honestidad y la bonanza de nuestro partido. Son las trampas saduceas y sibilinas de siempre, acompañadas de los cantos de sirena correspondientes, que harían sucumbir al mismísimo Ulises.

Continuará.



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