domingo, 4 de febrero de 2018

El voto correcto


   Acostumbramos a llamar político a aquello que, directa o indirectamente está relacionado con asuntos estatales, actividades gubernamentales, partidos y elecciones, el bien común, etc, de carácter público. Es cierto que el interés de alguien en curar, por ejemplo, la gripe o en evitar que sus hijos la adquieran, no es un interés político, aun cuando el Estado se interese especialmente en combatir esta enfermedad con medios públicos, siguiendo, por tanto, una política anti-gripal.

  Supongamos que ese alguien concede su voto a los socialistas (en su calidad de oponentes a los conservadores) porque le parece más probable que un gobierno socialista funde instituciones anti-gripales con mucha mayor prodigalidad que otro conservador, cosa que considera peculiarmente ventajosa para él y para su familia. En este caso le podemos atribuir un interés político indirecto, pero determinado. Nos encontramos ante un caso de concepción privada de un interés político.
    
      Ahora supongamos que otra persona vota por los conservadores en la creencia de que es más probable que un gobierno conservador emplee grandes sumas en materia de defensa para evitar una invasión extranjera, cosa que teme como la mayor de las calamidades personales. Sin embargo, este pensamiento implica necesariamente un interés común, a todos o a la mayoría de los habitantes de la nación, constituyendo "a priori" un tema público.
     

      Preguntamos, ¿cuál es el voto correcto ?


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