Uno de los proyectos que con más ahínco ha trabajado el marxismo, ha sido, y es, el del aniquilamiento y destrucción de las naciones. El mismo Lenin lo utilizaba como elemento revolucionario, al igual que la mentira para, una vez rota una nación, instalar en el poder el comunismo o, en su defecto, personas adictas y adeptas al régimen.
Sin embargo, cuando les interesa hablan de patriotismo, como es el caso de Fidel Castro o del "Che", “patria o muerte”, o también el caso de un pedante marxista infumable que se declaraba “internacionalista” a la vez que decía “a patriota no me gana nadie”.
Pero, oiga, a lo mejor ese patriotismo es puro patrioterismo, que no es lo mismo. Porque se está viendo por ahí últimamente hablar del “patriotismo constitucional” basado, como las mismas palabras lo expresan, en la Constitución, asunto este que se remonta nada más y nada menos que a la revolución francesa.
Pero hete aquí, que esto ya ha sido superado por este desnortado e híbrido partido llamado popular que, con gran visión “polifémica”, ha resumido y reducido a la mínima expresión el concepto de Nación, por la “marca España”. Es decir, puede que de ahora en adelante nuestra identidad sea el código de barras, oiga. No sabe uno si reir o llorar.
Lo peor del asunto es que algunos se están frotando las manos y pasaremos de las barras a los barrotes.
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