jueves, 15 de febrero de 2018

La moral y la democracia


¿Se acuerdan de aquel slogan del "zapaterato" "Todo por la democracia"?  Pero, ¿qué democracia?

Tal como estaba el patio en aquellos momentos en nuestra Patria, creemos que la democracia no existía. O mejor dicho: dejó de ser un asunto político para convertirse en una especie de superstición. Y ya sabemos lo que ama el pueblo soberano las supercherías. Hasta el “Ente” tiene programas para este asunto.

Además, como todos somos demócratas (hay hasta demócratas sexuales), hágase lo que se haga estará bien o mal, no en función de su moralidad, sino en función de la democracia. Esta democracia se está convirtiendo en un poder sofocante, al que debemos plegarnos y someternos porque es la voluntad del “pueblo soberano”, que hace “legal” cualquier disparate o arbritrariedad que se le ocurra a alguien, que siempre contará con el respaldo de la “opinión pública”.

De esta forma se denigra, se difama, se injuria, se burla, se invade la intimidad, se insulta, se trata miserablemente, etc, etc, a determinadas personas que no estamos de acuerdo en muchas cosas. El resultado de todo esto es que las personas que denigran, difaman, injurian, etc, no les pasa absolutamente nada, ya que el asunto se plantea bajo la óptica de la “democracia” y no de la moral ¡Qué corrompidos estamos, Dios mío!



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