sábado, 12 de noviembre de 2016

“Urdangarín” ( I )




Y seguimos insertando comentario de libros sobre eso que llaman “casa real”. Ahora le toca el turno a “Urdangarín. Un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos”, Editorial La Esfera de los Libros, S.L., 2012, autores Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta, 421 páginas incluido Índice Onomástico. 

Como ya hemos dicho varias veces, los libros que hemos comentado sobre la “raleaza” nos han producido, y nos producen, asco, repulsa, desprecio y varias cosas más que omitimos, pero que son fáciles de deducir.

El libro, que consta de XXI capítulos todos interesantísimos,  comienza narrando el fiestón que tuvo lugar en el palacete de Pedralbes (“Un casoplón así no se compra pegando pelotazos de balonmano. De los otros puede ser . . .”, página 21) dado por Cristina con motivo del  cuadragésimo cumpleaños del “consuerte”, perdón, del consorte, casoplón de 650 metros cuadrados, tres plantas y 2.000 metros cuadrados de jardín (Idem. Página). La mansión no podía ser menos, pues el patrón del “Bribón” le había espetado en su día “¡Pero cómo tienes a mi hija en un piso de trescientos metros cuadrados cuando ha vivido toda su vida en un palacio!” (página 29)

En la página 34 se lee que “el rey le invitó a embarcarse en la operación inmobiliaria sin pensárselo dos veces. ‘Me añadió que no me preocupase, que ya me ayudaría a pagar la casa’ ”

Entre los invitados al fiestón había un tipo llamado Diego Torres, que era el “socio de Iñaqui” (página 20). En la página siguiente, un “insider” (persona enterada) habla sobre estos dos sujetos:

-         “Les va muy bien – comentó un insider que conoce perfectamente tanto al duque de Palma como a su socio en sus proyectos empresariales. Empresariales por decir algo, porque crear empleo, lo que se dice empleo, no crearon mucho. Riqueza, sí, pero para sí mismo. Tanto como 12 kilos limpios en tres años. Vamos que, visto lo visto, y con la perspectiva que dan los cuatro años transcurridos, no tocaba de oído precisamente”.

Siguiendo con el personaje de Diego Torres, se lee en la página 41: “Diego Torres se llegó a considerar miembro de la familia real. Se sentaba con ellos en la misma mesa y se acabó creyendo que era uno más de La Zarzuela. Actuaba como si fuera hijo del rey”.

En la próxima entrega comentaremos someramente algo sobre el “Instituto Nóos”, donde queda reflejado la gran corrupción escandalosa, saqueando arcas públicas y terminando imputado por varios delitos, tales como los de malversación, prevaricación, fraude, blanqueo de dinero y falsedad. ¡Casi “ná”!

Y terminamos esta entrega con el cinismo del patrón del “Bribón”, cuando alguna vez cita el artículo 14 de la Constitución:

 “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Sin comentarios.


Continuará.







































No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog