sábado, 26 de noviembre de 2016

Muere Fidel Castro ( I )



Como ya sabrán, Fidel Castro ha fallecido ayer día 25 de noviembre. Ya hemos escrito varios artículos sobre este sátrapa. Ahora vamos a dedicar tres o cuatro, así como comentar algún libro que se ha escrito sobre él, tal como “La vida oculta de Fidel Castro”, escrito por teniente coronel Juan Reinaldo Sánchez, ex guardaespaldas de Fidel durante casi veinte años, Editorial Península, octubre 2014, traducido por Rosa Alapont, 286 páginas.
Poco le faltó a dicho sátrapa para “celebrar” el quincuagésimooctavo aniversario de su toma del poder :1959-2017, aunque el sistema va a seguir en manos de su hermano Raúl, como si de una auténtica monarquía se tratase.

Como es sabido, una de las monsergas propagandísticas cubanas es hablar de las excelencias de la medicina, que aparece en todos los documentos oficiales, discursos, conferencias, etc como una auténtica letanía, como “pública, gratuita y autodirigida” . Hasta tal punto está engañado el pueblo, que si se le dice a un cubano que en España también el sistema sanitario es público y gratuito, se echa a reir porque dice que es mentira, ya que sólo Cuba tiene tal sistema en el mundo.

En realidad hay tres sistemas sanitarios. A saber: el que disfruta la “nomenklatura” del partido (algunos vienen a Europa a someterse a simples operaciones quirúrgicas), el que atiende a los turistas con dólares (“la moneda enemiga”) y el que sufre el pueblo llano.

El sistema no es público, porque el pueblo sólo tiene acceso a una parte del citado sistema. Tampoco es gratuito porque desde 1.962, el trabajador cubano es gravado con un impuesto que se destinaba a la salubridad y a las medicinas, que hoy prácticamente no existen y que siempre se han cobrado. Tampoco es autodirigido porque, como en todo país comunista, todas las actividades (cultura, ciencia, técnica, deporte, etc) se encuentran mangoneados por el partido. Se encubren, se manipulan o desaparecen los resultados de los trabajos sanitarios. Ejemplo: los datos estadísticos que indican las causas de muerte, omiten que cada año se suicidan más personas que los que cayeron durante los 11 años de las guerras castristas en Africa. Otro ejemplo: por cada niño que nace, se produce un aborto, al que se considera “estadísticamente” una “regulación menstrual”. Más ejemplos: se silencian las epidemias como la del dengue en 1.997. Si algún médico es tan valiente, osado y temerario como para informar por su cuenta a la población, o comentarlo con la prensa extranjera, automáticamente se le envía a la cárcel (a la zahúrda, diría yo), como ocurrió con el doctor Mendoza.

A los pacientes que se les considera conflictivos, se les discrimina en la administración de medicamentos: se les cambia el AZT por “interferón recombinante de fabricación nacional”, con innumerables efectos secundarios. Personal paramédico, en el sanatorio “Nazareno Viejo”, ha aplicado electroshock sin ninguna prescripción facultativa. En fin, se podría seguir y seguir. A pesar de todo esto, la tiranía comunista sigue engañando a millones de incautos haciendo creer que antes de 1.959 solamente los ricos podían disfrutar del sistema sanitario. Hagamos un poco de historia.

Cuando el dictador Batista huyó de Cuba, el país tenía una población de 6,5 millones y tenía más del doble de profesionales de la medicina que el resto del Caribe. En 1.948 había 3.000 médicos y en 1.957 llegaban a 6.400. En aquel entonces había 36 clínicas y las plazas hospitalarias llegaban a 36.000. La tasa de mortalidad infantil era de 32/1.000, la más baja de Iberoamérica. Antes de Fidel Castro, el Ministerio de Salubridad, a través de hospitales y casas de socorro, atendía gratuitamente o por una pequeñísima cuota, a la población. En 1.958 existían en la isla Sociedades Mutualistas que por una cuota mensual de 2,7 dólares cubrían todas las necesidades desde el nacimiento hasta la muerte. Entre estas sociedades se encontraban “La Quinta Covadonga”, el “Sanatorio Hijas de Galicia”, la “Quinta Canaria”, “La Benéfica”, etc. que, como es sabido, fueron expropiadas por el régimen.

“El Máximo Líder” prometió en su día que el gobierno iba a producir fármacos suficientes para atender al pueblo cubano. Sin embargo, en las 40 farmacias que existían en la provincia de Santiago de Cuba, sólo se podían adquirir hierbas. La salud de los cubanos está en manos de los dólares que envían los familiares en el exilio, de la iglesia, de las propinas de los turistas, de la caridad internacional, de las ciudades que se “hermanan”, etc.

En la isla de los “brothers Castro” no hay antibióticos, ni analgésicos, ni reactivos, ni vitaminas . . . Sin embargo, en 1.980, en el perímetro de la Unidad Militar La Paloma, provincia de Matanzas, comenzó a funcionar “Quimonor”, que dedicó gran parte de sus recursos a fabricar compuestos tóxicos con fines bélicos, como el “tricothecen micótico”, utilizado por las tropas cubanas en la “liberación” de Angola.

También se experimentó con la propagación de la conjuntivitis y el dengue hemorrágico en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí. Asimismo se hicieron experimentos en la Escuela de Medicina Girón con hepatitis viral y ántrax.

La doctora Gloria Echevarría, profesora de Inmunología en la facultad de medicina de la Universidad de Venezuela y miembro de la Junta de Gobierno de la Sociedad Internacional del SIDA, ha declarado en su día que Cuba es “una bomba de relojería” al detectarse casi todos los subtipos del virus VIH. Científicos que han participado en Bangkok en la XV Conferencia Internacional del SIDA, han explicado que “las cepas de VIH procedentes de Africa guardan relación con el despliegue de tropas cubanas en Angola” .

Recordemos que la dictadura castrista ha convertido a Cuba en el paraíso del turismo sexual.

Otros destacados científicos, como Enrique Soto, jefe de Virología Molecular del Instituto Nacional de ciencias Médicas de México, así como Ivette Lorenzana de Rivera, microbióloga de la Universidad Nacional de Honduras, también manifestaron en su día sus preocupaciones destacando, además, que dudan “de la calidad de los medicamentos antirretrovirales que se producen en Cuba”. A pesar de todo esto, Fidel Castro seguía calificando a Cuba como “potencia médica”. Claro que cuando “Manguito” se pone enfermo tiene recurrir a médicos extranjeros. Pero es igual: los tenores y fámulos del marxismo siguen considerando al régimen como “modelo referencial” y siguen diciendo que el pueblo cubano le debe mucho a Castro. Sigue habiendo “tontos útiles”, que diría Lenin.

Vean en este vídeo de YouTube a su hermano Raúl anunciado el óbito. 


Continuará.


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