Así se intitula el libro del teniente coronel Juan Reinaldo Sánchez, ex guardaespaldas de Fidel durante casi veinte años, Editorial Península, octubre 2014, traducido por Rosa Alapont, 286 páginas.
Este sátrapa cínico negó, entre otras cosas, la existencia de su extenso patrimonio que abarca una veintena de bienes inmuebles repartidos por Punto Cero, La Caleta del Rosario, La Deseada, que es un chalet sito en Pinar del Río, en el que Fidel practica la caza de patos y otras aves acuáticas (página 20), así como el paraíso de Cayo Piedra, al que iba el dictador acompañado del autor de este libro.
Cuando la revista “Forbes” en 2006 publicó una lista de los reyes y dictadores más ricos del mundo, Fidel Castro ocupaba un puesto entre las diez mayores fortunas con 900 millones de dólares. Como no podía ser de otra manera, esta noticia puso de malos humos a “Manguito” que, ante estas “infames calumnias” dijo que “no poseía nada más que sus novecientos pesos de salario mensual, es decir, veinticinco euros” (Página216). De risa. Más cínico y mentiroso no se pude ser.
Hay otro dato que los de la internacional de la mentira, del odio y del terror omiten sobre Cuba: la contratación de cubanos que trabajan en el extranjero, o que son contratados por empresas hoteleras extranjeras que están en Cuba. El gobierno cubano pasa a esas empresas facturas a precios de oro (en dólares) por la mano de obra de esos trabajadores cubanos, quedándose con un elevado porcentaje y pagando a los trabajadores no en dólares, sino en pesos, que no valen para nada. (Página 217). En fin, sin comentarios.
Volviendo al asunto de la fortuna de es sátrapa, Dalia, mujer de Fidel Castro, le dijo en cierta ocasión al autor de este libro: “No te preocupes, Sánchez, el futuro de la familia está asegurado” (Página 219)
Todas estas cosas que estaba viendo con sus propios ojos, además de otras que se narran en el libro, iban desencantando a Juan Reinaldo Sánchez del sistema comunista, ya que estaba viendo y comprobando que la “nomenklatura” del partido se daba la gran vida, mientras el pueblo cubano se muere de hambre.
Pero lo que colmó el vaso fue el asesinato por orden de Fidel Castro de Arnaldo Ochoa, junto con otros tres jefes, por haber “mancillado la Revolución” y “traicionar a Fidel” (Página 253).
Esto está bien explicado en el Capítulo X V intitulado “El caso Ochoa”, páginas 249 a 265, en el que se habla del tráfico de coca con el conocimiento y beneplácito del dictador.
Nos cuenta el autor que Fidel lo graba todo, diciéndonos que en el Palacio de la Revolución, y al lado de su despecho, hay una pequeña habitación con dos magnetófonos de banda ancha con dos auriculares. El objetivo era grabar todo lo que se hablaba en su despacho, a través de micrófonos ocultos.
En cierta ocasión, encontrándose Fidel en su despacho con José Abrantes, ministro del Interior, el autor de este libro se puso a escuchar la conversación que mantenían ambos. Quedó atónito: estaban hablando de un “lanchero” que colaboraba con ellos en el tráfico de coca desde Colombia a Estados Unidos, por lo que el régimen castrista cobraba millones de dólares. En una palabra: el sátrapa de Fidel era un auténtico “padrino” del tráfico de droga. Esto ocurría a fínales de 1988.
La decepción llegó a su culmen cuando un año después Fidel dio la orden de fusilar al mentado Abrantes y al general Arnaldo Ochoa para demostrar que él era inocente y que no sabía nada sobre dicho tráfico de drogas.
También nos habla el autor de la colaboración del régimen con grupos terroristas. Esto lo veremos en la próxima y última entrega, aunque sobre este tema comentaremos próximamente el libro “Terrorismo: la red internacional”, autora Claire Sterling, Ediciones Lasser Press, Argentina y México D.F., año 1982, 365 páginas, libro en el que se ve la participación del mundo comunista en la red del terrorismo internacional, preferentemente en Cuba y en la desaparecida URSS, amén de China, Argelia, Libia, etc. Como prueba de ello está el hecho de que en la década de los 70 del siglo pasado, actuaban 140 grupos terroristas en el mundo occidental, y ninguno en los países comunistas.
Continuará.
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