Si nos fijamos bien, en el seno del PSOE, y ante la situación actual por la que atraviesa España, hay veces que se vota a contracorriente. Una cosa es votar por convencimiento, aunque sea el mayor error, y otra cosa es votar lo que “conviene”, según las órdenes recibidas de las altas esferas, que están en perfecta sintonía y sincronización con el “Líder máximo” de turno.
La doctrina impuesta por este “Líder máximo”, o “number one”, como se decía en otros tiempos, no se reduce única y exclusivamente a la política de andar por casa de todos los días, sino que ha invadido la propia intimidad y libertad del militante socialista, para quien dicha libertad a quedado subsumida en la obediencia ciega al partido, al más puro estilo marxista-leninista-gramsciano. Con esto desaparece la capacidad de elección, si es que la ha habido alguna vez, y se vota lo que digan los de arriba según la estrategia del momento ¿Dónde está aquello de “socialismo es libertad”?
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