Siguen las feministas
confundiendo el género de las cosas con el sexo de las personas diciendo que el
género es sinónimo de clases, y que toda clase implica desigualdad. Para
“compaginar” un poco este tinglado, recurren a Simone de Beauvoir que, como
todo el mundo sabe, era bisexual. Sus relaciones con algunas de sus alumnas
fueron públicas y notorias.
Simone rechazó de plano la
maternidad como elemento identificador de la mujer. Y es a partir de aquí cuando
se inventa y se monta toda una teoría que dice que el género es un concepto
cultural que se aprende y que, por tanto, puede cambiarse, queriendo decir con
esto que cualquier persona de sexo femenino, por ejemplo, puede
autoconsiderarse como género masculino, y al revés. Estaríamos ante mujeres
masculinas y hombres femeninos. Así se expresaba más o menos Simone: no se nace
hombre o mujer, sino que se aprende. Pero, vamos a ver: ¿acaso se aprenden las
diferencias anatómicas y biológicas existentes entre hombre y mujer?
Después, estos inventores de
esta teoría nos dicen también que la atracción entre personas de distinto sexo,
es decir, la heterosexualidad, también se aprende y terminan diciendo, ya en el
colmo de la aberración, el disparate y de la burrada, que el instinto maternal
no existe ¡Que se acerquen a quitarle de su camada una cría de una leona o de
una perra!
En los países
subdesarrollados, esta ideología está a la orden del día porque mientras haya
homosexualidad y práctica del aborto, la población no aumentará. Al aborto se
le denomina “aborto terapéutico” y con este juego de palabras ya se puede
legalizar.
Con todo esto, se incorpora a
la sociedad la unión de personas homosexuales, que trae como consecuencia la
pérdida del concepto de padre y madre, y la no procreación.
Si no se toman medidas contra
esta ideología perjudicial y nefasta para la familia, la degeneración de
Para terminar,
diremos que este “feminismo de género” y esta “ideología de género”, surgidos a
últimos de la década de los sesenta del pasado siglo, no tienen nada que ver
con el anterior movimiento feminista de paridad, que creía en la auténtica
igualdad moral y legal de los sexos ya que se comprendía la verdad y el
significado de la sexualidad humana, dando lugar al matrimonio y la familia.
Por otra parte,
como toda persona, se quiera o no se quiera, es hombre o mujer, esta condición
masculina o femenina se manifiesta y se extiende en todas sus dimensiones, ya
sean psicológicas, espirituales, biológicas o fisiológicas. Porque al contrario
de lo que decía Simone de Beauvoir, la mujer nace, no se hace.
No se entiende
como los defensores y defensoras de todo esto, que están casados y tiene hijos,
y que defienden a los homosexuales y “homosexualas”, no se “casan” con uno de éstos
para “engendrar” más defensores de estas falsas teorías.
En fin, por mucho
que diga toda esta gente, la familia es la unión de una mujer y un hombre por
el matrimonio, que tiene por objetivos intercambiar y compartir amor, júbilo,
regocijo, alegría, etc, y engendrar y procrear hijos y educarles según sus
criterios, no según los del Estado.
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