lunes, 18 de enero de 2021

Desaparición de la religión y la familia ( I )


 

Sí, el objetivo de los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, es la desaparición de la religión y de la familia. Para ello se disfrazan de varias formas, ya sean la “ideología de género”, los derechos humanos a su modo y manera, los derechos de los niños, la igualdad hombre-mujer, etc,  y otros. Para esto, y para más cosas, se basan en todo tipo de “mass-media” más ad hoc al sistema. Las consecuencias que esto puede traer pueden ser gravísimas.

 Lo de la desaparición de la familia, así como de toda religión, es un asunto muy viejo que proviene del marxismo. No hay más que leer “Marx, economía y moral”, Alianza Editorial, 1.984, de Luis Ángel Rojo y Víctor Pérez Díaz, así como también el “Manifiesto comunista y otros escritos políticos” del citado Marx y Federeico Engels. Hasta aquí “nihil novo sub sole”. Aunque nos encontremos rodeados de feminismos por todas partes, es nuestra obligación analizar y desmontar toda la falacia ideológica en la que se basan.

Sin embargo, hace relativamente poco tiempo, aparece un nuevo concepto: ideología de género, entendiendo por tal al género masculino y al femenino. Desde luego este nuevo enfoque ideológico es absurdo porque, ¿qué tiene que ver el género gramatical con el sexo de las personas?

Esta ideología de género, es de un feminismo mal entendido y degradante para la mujer: se pretende que todo esté al 50 por ciento, sin pararse a pensar que lo más importante para cualquier tipo de empresa, y para la misma sociedad, son las personas. De esta forma habrá mujeres y hombres que estén ocupando puestos por “cupo” y sean unos auténticos incompetentes, o “incompetentas”.

Pero no perdamos el hilo: esta nueva ideología feminista tiene sus cimientos en un nuevo modo de interpretar las ideas del judío Marx: ahora la lucha de clases entre opresores y oprimidos, es la del hombre (opresor) contra la mujer (oprimida) que, como todo el mundo sabe, terminará cuando los oprimidos se quiten el yugo opresor.

Para esto, hay que fomentar el odio contra el hombre (surge el “machismo”), imponiendo cambios y dictando leyes, normas y reglamentos que vayan a favor de los oprimidos, en este caso, de las oprimidas. A tal efecto, los asuntos hay que retomarlos y hacerlos bajo el “enfoque de género” y así surge el aborto para “liberar” a la mujer; surge el “gay-monio”, o “invertido-monio” (nunca matrimonio homosexual); surge la EpC en la enseñanza y un largo etc. Es decir, con todo esto se pretende la destrucción de la familia, y por tanto de la sociedad, para que aflore, no la “emergente clase obrera” como se dice en el argot marxista, sino la clase “oprimida”, es decir, la mujer. La sociedad, una vez que esté libre de clases, y por tanto de luchas y conflictos, quedará liberada y la utopía marxista se cumplirá.

Por si alguien tiene duda sobre este matrimonio entre el marxismo y la ideología de género, no hay más que dar un vistazo a la obra de Engels intitulada “El origen de la familia, la propiedad y el estado”, libro escrito en dos meses en 1.884, y que el autor consideraba como “en cierto grado un cumplimiento del testamento” de Karl Marx, y que Lenin diría más tarde que era “una de las obras fundamentales del socialismo moderno”. Nos dice Engels, al que Pablo Iglesias Turrión nombra con relativa frecuencia, que “el primer antagonismo de clases coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por la otra, con la del sexo femenino por el masculino”. Aquí está dicho todo: la familia es la primera opresora de la mujer, siendo la maternidad un gran obstáculo y una gran carga de las que hay que “liberar” a la mujer.

Como es sabido sobradamente por nuestros lectores, las leyes que se promulgan actualmente y las “políticas sociales” que se aplican ahora, tienen su origen en aquello de que “los medios de producción y reproducción”, que están en manos de la clase opresora, se les debe arrebatar para ponerlos en manos de clase oprimida; tiene que eliminarse la propiedad privada y la autoridad paterna; hay que otorgar a la mujer “derechos reproductivos”, es decir, el aborto; hay que “colectivizar” las tareas de casa; hay que enviar a los niños a guarderías para que no exista la autoridad de los padres y sean debidamente adoctrinados por el sistema; y, finalmente, eliminar la religión. Cuando todo esto suceda, se acabará el sistema de clases y vendrá un “porvenir radiante para la Humanidad”, guiada por un “gran timonel, o por un “conducator” o por “el padre de todos los pueblos”, o “por el hombre que más amamos” apareciendo, por fin, el “hombre nuevo”.

Toda esta utopía se intentó llevar a cabo en los desparecidos países comunistas, fracasando rotundamente, desde el principio, en lo referente al ataque a la familia ante el repudio de toda la población.

Este fracaso, ha llevado a la feminista Shulamith Firestone a escribir un libro intitulado “La dialéctica del sexo”, aparecido en España en 1.976, Editorial Kairós, Barcelona, de estilo semejante a “El segundo sexo”, de Simone de Beauvoir, aparecido en 1.949. Pues bien, la señora Firestone dice que el fracaso del comunismo fue debido a la no abolición de la familia, que es el verdadero y primer estamento opresor tanto sociológico, político y económico. En un párrafo dice textualmente: “Mamá debe ser destruida para ser sustituida por una feminista socialista, que acabaría con la explotación capitalista”. En fin, sin comentarios.

Continuará.



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