Creado el 11 octubre 2017 por Pío Moa
¿Por qué España es hoy una democracia fallida? Porque ninguna democracia puede admitir leyes totalitarias o antijurídicas como la de memoria histórica o las de género. Ni puede admitir la colaboración gubernamental con un grupo terrorista y el reconocimiento de sus crímenes como un modo de hacer política. Ni tampoco reconocer soberanía a alguna región y financiar su separatismo. La democracia no consiste simplemente en elecciones o cierta libertad de expresión, hoy reducida también a los márgenes: consiste ante todo en el estado de derecho y el respeto a la ley, y los cuatro hechos mencionados han destruido ambos. Los cuatro han sido llevados a su máxima expresión por los gobiernos de ZP. Creían los ilusos que el PP corregiría tales derivas, pero lo que ha hecho es profundizarlas. Debido a la crisis, al lado del PP y del PSOE han surgido dos nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos, que mantienen la misma línea, incluso agravándola. Por ello podemos hablar de una democracia fallida: solo podrá salirse de esa situación barriendo a esos partidos, convertidos en verdaderas mafias dedicadas a “dialogar” entre sí y con los separatistas al margen de la ley. Tales diálogos solo tienen el rango de chanchullos mafiosos y en cada uno de ellos se ha hundido más la ley, la libertad y la nación. La cosa no es del todo nueva, y la mejor descripción de esas gentes creo que la dio Gregorio Marañón sobre los republicanos: “Estupidez y canallería”.
Y una vez reducida a poco más que nada la democracia, las cuatro mafias (Ciudadanos merece explicación aparte) corren a la destrucción de España. Los separatistas catalanes han declarado la secesión, coronando decenios de apoyo y financiación por PSOE y PP, y de acoso y marginación de cualquier disidencia por todos ellos. Y la respuesta de las dos mafias principales, PP y PSOE , ha consistido en prometerles más “diálogo” y una reforma de la Constitución que les dé más satisfacciones a costa de la unidad nacional y de la convivencia en paz. La historia no cuenta para estos delincuentes, y su desprecio a España no podría ser más lacerante.
Yo no sé si detrás de toda esta miseria, farsa y esperpento políticos hay poderes ocultos, ni me importa demasiado: lo que está a la vista es más que suficiente para exigir una reacción enérgica y sin concesiones. Los designios de esas mafias simplemente no pueden ir delante de ninguna manera. Han ido ya muy lejos manipulando a la gente a base de poner nombres bonitos o biensonantes a sus fechorías, y no será fácil hacerles recular y derrotarles. Pero hay que hacerlo y dejarse de pequeñeces. Las movilizaciones últimas muestran que muchos españoles van dándose cuenta, ¡por fin!, del precipicio al que quieren llevarles estas chusmas políticas soberbias, incultas, frívolas y sin asomo de patriotismo. La masividad de la protesta y el discurso del rey les han asustado un poco, pero confían en repetir los manejos que les permitieron llevar a la nada movilizaciones semejantes cuando el asesinato de Miguel Ángel Blanco o cuando las protestas contra la colaboración de ZP con la ETA. Y una nueva decepción y éxito de las mafias es posible si el actual movimiento popular no se articula en torno a una alternativa política. Lo más parecido actualmente a tal cosa es el partido VOX, y creo que debe recibir el máximo apoyo, al margen de sus inevitables imperfecciones.
La situación histórica puede caracterizarse así: el régimen surgido de la Transición está agotado. ZP lo arruinó, y el PP de Rajoy ha acabado de pudrirlo. La cuestión es si su derrumbe inevitable va a ser controlado o dar lugar a algún nuevo desastre. De que mucha gente tome conciencia de ello va a depender nuestro futuro.
Pío Moa
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