sábado, 28 de octubre de 2017

Historia de la Literatura Española ( L X X X I V )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre la lírica en la segunda mitad del siglo X I X.


Una vez cerradas las heridas de las guerras civiles y de los desastres coloniales, y viendo como las naciones hispano hablantes del continente americano reconocen a España como madre, vuelve a renacer cierto esplendor en la vida política y literaria, esplendor que hace que las obras de nuestros literatos sean traducidas a muchos idiomas, destacando lo que se llamó el “trascendentalismo”.

El principal iniciador de esta corriente fue nuestro paisano Ramón de Campoamor y Campoosorio (1819-1901), nacido en Navia. Sus principales obras fueron “Doloras”, “Humoradas” y “Pequeños poemas”.

Al lado de Campoamor también figura Gaspar Núñez de Arce (1833-1903), afiliado al partido liberal. De sus obras se podrían destacar “Gritos del combate”, de carácter puramente lírico; “El vértigo”, poema caballeresco y legendario; “La visión de fray Martín”, “La duda” y “Última tentación de lord Byron”, todos ellos poemas filosóficos.

Conviene recordar que en esta época destaca el alemán Enrique Heine (1799-1856), escritor que ejerció una enorme influencia por la originalidad de su estilo, así como por su agudeza y por la hondura de su pensamiento.

El gran imitador de Heine fue Gustavo Adolfo Bécquer (1837-1870), con sus obras caracterizadas por una dulce melancolía entre la miseria y el dolor, con poesías tristes y sentimentales.
Sus “Leyendas” y sus “Rimas”, así como sus “Cartas desde mi celda”, revelan cierta amargura que observó en Heine.

Al lado de Bécquer también destaca Rosalía de Castro (1837-1885), poetisa que supo interpretar y comprender el significado y la hondura de los cantos populares. Sus obras más destacadas son “Cantares gallegos”, “En las orillas del Sar” y “El primer loco”, obra ésta de carácter novelesco.

Por aquellos tiempos aparece el “modernismo” que, como sabrán, tenía su base en la teoría de Nietzche, según la cual los valores morales tenían que someterse a una revisión con el objeto de que las personas, libres ya de prejuicios, fuesen capaces de crear cosas nuevas.

El principal propagandista de esta doctrina aquí en España fue Ángel Ganivet, destacando también, en la poesía, el nicaragüense Rubén Darío (1867-1916)

También merecen mención Salvador Rueda, Ramón Pérez Ayala, Gabril y Galán, y algunos más.

En la próxima entrega veremos algo sobre el teatro moderno.


Continuará.



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