miércoles, 4 de octubre de 2017

Luctuosa efeméride: 1917-2017. La revolución bolchevique ( I )


Vamos a dedicar unas entregas a la revolución bolchevique, revolución que no trajo más que miseria, terror, horror, crimen, mentira y odio.


Como ya saben, el 25 de octubre de 1917, tuvo lugar la citada revolución. Se cumple, por tanto, este año, el centenario de tal suceso. Esta fecha de octubre correspondía al calendario juliano que estaba en vigor en Rusia. En el resto del mundo tal fecha era la del 7 de noviembre,  que era la que correspondía al calendario gregoriano.

Comenzaremos diciendo que cien años después de aquel siniestro acontecimiento, aún se sigue celebrando por ahí. Lo peor del asunto es que la casi totalidad de estos celebradores jamás leyeron un libro de Marx o de Lenin, amén de otros. A estas dos personas se las sigue considerando como “genios” o, refiriéndose al monstruosos Lenin, lo consideran como el “personaje más importante del siglo X X”, siendo para muchos infalible.

Como ya saben también, mucho se ha escrito, y se escribirá, sobre aquel acontecimiento. A medida que se abren algunos archivos, hasta hace poco secretos e inéditos, y se van desclasificando documentos de la KGB de la desaparecida URSS, se van sabiendo cosas que nada tienen que ver con lo explicado hasta ahora, sobre todo por la “parte oficial”. Lo que para algunos eran sospechas, ha quedado constatado definitivamente: la cultura soviética  en lo que se refiere a represión e intolerancia, se han convertido en obviedades. Así se sabe, por ejemplo, que los fundadores del marxismo ruso, Gueorgui Plejanov, Viera Zasulich y Lev Deutsch, el 28 de octubre de 1.917 en un escrito intitulado “Carta abierta a los obreros de Petrogrado”, proféticamente decían: “la revolución es el mayor desastre histórico, provocará una guerra civil que en última instancia obligará a una retirada que se apartará de las conquistas de febrero de 1.917”. Sin embargo, los “intelectuales” marxistas cómodamente instalados en el capitalismo, son conscientes, con mucho reparo y mucho recelo, de que a pesar de que el perro ha muerto, todavía no se ha acabado la rabia. Cuentan con versiones disparatadas de aquella revolución, propagadas incluso por la universidad a través de sus historiadores orgánicos, intelectualmente ridículos, pero mediáticamente con mucho poder. 

Pero es igual. Al final se acaba cumpliendo lo dicho por Horacio: “El tiempo saca a luz todo lo que está oculto y encubre y esconde lo que ahora brilla con el más grande esplendor”.

Dicha revolución puede dividirse, a grandes rasgos, en tres apartados: de febrero a septiembre de 1.917, el golpe bolchevique y la aplicación del Terror Rojo. (Para este asunto recomendamos leer nuestros comentarios sobre los libros “El verdadero Lenin”, y “El terror bajo Lenin”, insertados en este blog con fechas 23 y 26 de enero de este año 2017).

Ya sabemos que las profecías de Marx en lo que se refiere al triunfo de la revolución en países industrializados, no se cumplieron. Lo que sí se cumplió, cuando esta revolución triunfó en Rusia, un país atrasado y eminentemente campesino, fue  el exterminio de personas, la persecución religiosa, la aniquilación de la propiedad privada, así como la trituración del orden social; la gestión enérgica de los sindicatos, convirtiéndolos en sumisos servidores del bolchevismo; la supresión de la prensa libre, estableciendo una censura  controlada por el partido comunista; creación de prisiones y campos de concentración; el exilio y los escuadrones de la muerte; rehenes, chantajes, etc, etc .La  revolución  había empezado prometiendo el rescate de todo tipo de libertades. El mismo Lenin criticaba, con gran cinismo, a Gushkov y a Miliukov, líderes de octubristas y cadetes, porque no “pueden dar al pueblo la paz, el pan o la libertad”. 

Decimos lo de cinismo porque, a la pregunta que le había hecho Fernando de los Ríos a Lenin de que cuándo podría alcanzarse en Rusia  el régimen de plena libertad, éste respondió textualmente: “Nosotros nunca hemos hablado de libertad, sino de dictadura del proletariado; la ejercemos desde el poder en pro del proletariado . . . El problema para nosotros no es la libertad, pues respecto a ésta siempre preguntamos ¿libertad para qué” (“Historia oculta del PCE”, página.45, libro también comentado en este blog en agosto del pasado año 2016). Es decir, las promesas de libertad, sólo fueron eso: promesas.


Continuará.



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