miércoles, 30 de octubre de 2019

Ensidesa y Arcelor


Como siempre, “recuperando la memoria histórica”.

Allá a principios del año 2013, la prensa comentaba que en la empresa siderúrgica ARCELOR de Avilés, se robaron 143 toneladas de escoria, que es un residuo que tiene un relativo alto contenido en hierro. No hacía mucho tiempo, se había robado maquinaria, cobre e incluso acero.

Pero esto no es nada comparado con lo que se robaba en la misma empresa hace 32 años, cuando dicha empresa era ENSIDESA, Empresa Nacional Siderúrgica, S.A.

La revista INTERVIU número 278 de fecha 9 -15 de setiembre de 1981, que tenemos guardada como oro en paño, decía en su portada, entre otras cosas:

“Ensidesa: Roban veinte millones diarios. La estafa suma 7.000”.
En las páginas 6 a 9, se puede leer todo el entramado de esta corrupción. En la página 6:

“ENSIDESA es una empresa muy grande, casi un monstruo. Perro el monstruo tiene en este momento los pies de barro. La crisis de la siderurgia y la corrupción la han situado en un déficit de 15.000 millones de pesetas al cerrar el último ejercicio contable. La mitad de ese déficit – unos 7.000 millones –se ha esfumado por los procedimientos que INTERVIU ha podido averiguar”.

En la página 7 se lee:

“Entre la carga real de un camión y lo que especifica su autorización de salida a veces media un abismo. Por si fuera poco, los contratos de transporte se establecen a dedo y son inexplicablemente generosos”.

En la página 9, y después de contar muchas irregularidades, robos y estafas, se lee:

“La estafa del carbón. En ENSIDESA, como se puede comprobar, hay cantidad de asuntos oscuros. Tanto como el carbón que, del orden mil toneladas diarias, se adquiría para el mantenimiento de la central térmica, encargada de suministrar energía eléctrica complementaria para su factoría de Avilés.
Pero resulta que el carbón no era tal. Se trataba de una mala imitación de este mineral, trucada a base mezclar residuos molidos que se cargaban en una escombrera situada en La Cobertoria, en la carretera general de Mieres a Campomanes. Aquello no tenía ni el veinte por ciento de carbón. Naturalmente repercutía en la capacidad productiva de la térmica, sensiblemente inferior al faltar las calorías y volátiles necesarios proporcionados por el carbón. Por si fuera poco, ENSIDESA – y debido a la calidad de ese pseudocarbón – tenía que abonar el doble de portes, ocasionados por la acumulación exagerada de ceniza que ese material de desecho producía. Y es que, además, el pillo que vendía ese supuesto carbón también se beneficiaba del transporte del mismo”.

Nosotros, que hemos trabajado en ENSIDESA, podríamos aportar varias cosas más, como por ejemplo, los engaños en los consumos de un horno alto, en este caso en la factoría de Veriña. De esto sabía mucho algún que otro “ex Mayor” de cierta ciudad asturiana.


Por aquellos años ochenta del pasado siglo X X, ENSIDESA perdía miles y miles de millones de pesetas. No había problema: como era una empresa pública, “papá” Estado pagaba tales pérdidas a costa del trabajo y esfuerzo de todos los españoles. El que quiera entender que entienda.



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