viernes, 4 de octubre de 2019

Octogésimo quinto aniversario de la revolución de octubre de 1934 ( I I ).



Los lugares de concentración de los revolucionarios fueron principalmente Sama de Langreo y Mieres, aunque el Comité Provincial revolucionario estaba ubicado en Oviedo. Este comité estaba formado por seis socialistas, tres comunistas y dos anarquistas.

Los principales cabecillas del socialismo y de la U.G.T. de aquel entonces fueron Ramón González Peña, presidente del sindicato minero de la U.G.T.; Amador Fernández, miembro de la misma institución; Teodomiro Menénez, Graciano Antuña y Belarmino Tomás, del partido socialista, así como también Javier Bueno, director del diario “Avance”.

Por aquel entonces vino a Asturias la propia Pasionaria. Había que sacar tajada propagandística a la revolución, cosa que consiguió con la “habilidad” propiamente comunista, es decir, con mentiras y embustes.

Con estas patrañas, y otras, el partido comunista tomó las riendas para la explotación propagandística de lo acontecido en octubre de 1934, ante el estupor y rebeldía de socialistas y anarquistas. Como era lógico, los comunistas seguían a pies juntillas los acuerdos tomados en el V I Congreso de la Internacional Comunista. Esto se vio durante las últimas jornadas de la insurrección, donde los sovietizados miembros enarbolaron la bandera de la “revolución traicionada”.

Dicho lo anterior, vamos a “recuperar la memoria histórica” como siempre, oiga, centrándonos en Belarmino Tomás.

En el diario “La Nueva España” de fecha 20 de diciembre de 2010, con motivo del fallecimiento de D. Rafael Fernández, primer presidente autonómico de Asturias, aparecieron unos comentarios sobre Belarmino Tomás, suegro de D. Rafael.

Decía el periódico que Belarmino “se acordaba del calor de los acontecimientos, de principio del 34, de la decisión de ir a la revolución, de la entrevista con Largo Caballero, de las huelgas generales en Langreo, de las manifestaciones disueltas a tiros por la Guardia Civil y de aquella noche tendido en la playa de Aguilar esperando al Turquesa. Del asalto al cuartel de Sama, de la voz del cabo en el teléfono, de las camionetas de mineros que salían rumbo a Oviedo y no volvían . . .”.

¿Cómo es que no se acuerda de que en ese asalto al cuartel de Sama, milicianos socialistas a las órdenes de Belarmino Tomás, mataron a 80 guardias civiles y de asalto que lo defendían, incluido su capitán José Alonso Nart?

¿Tampoco se acuerda cuando en La Rebollada (Mieres), aquí en Asturias, asesinaron a culatazos al cura del pueblo? ¿Y del asesinato del cura de Valdecuna, en Mieres? ¿Tampoco se acuerda de que en San Estaban de las Cruces (Oviedo), milicianos asesinan a cuatro guardias de asalto? ¿Y del incendio del convento de las benedictinas del monasterio de San Pelayo, también en Oviedo?

¿Tampoco se acuerda de los asesinatos de Alberto de la Inmaculada, Amadeo Andrés y de Baudilio Alonso Tejero, novicios pasionistas del convento de Mieres, así como el asesinato del párroco Manuel Muñiz Lobato? ¿Y del asesinato en Moreda del párroco Tomás Suero Covielles?

¿Y del asalto a la fábrica de armas de Trubia, matando al comandante Hernández Pomares?

Y de los milicianos socialistas mandados por Pichilatu que mataron a mujeres y niños que huían de sus casas cuando el incendio del Palacio Episcopal, ¿tampoco se acuerda?

¿Y del asalto al Banco de España en Oviedo por milicianos a las órdenes de González Peña llevándose 14 millones de pesetas del año 1934? ¿Tampoco se acuerda del asesinato del párroco de Olloniego, Joaquín del Valle, así como también el del fiscal de la Audiencia Emilio Valenciano?

¿Y del asesinato, en Langreo,  a manos de milicianos comunistas, del anarcosindicalista José María Martínez? ¿Y del asalto a la Cámara Santa? ¿Y del asesinato del carmelita Eufrasio del Niño Jesús, superior de este convento en Oviedo? ¿Y del incendio del colegio de las Recoletas, también en Oviedo? ¿Y de la “dinamitazación” de la Universidad de Oviedo? ¿Y de la voladura de un camión matando a un sargento y a 36 soldados del Regimiento de Infantería número 14?

¿Tampoco se acuerda de que milicianos socialistas, el día 7 de octubre aquí en Oviedo, incendian el convento de Santo Domingo, donde fusilan a numerosos monjes y seminaristas, incendiando, asimismo, el Palacio Arzobispal y fusilando a los seminaristas César Gonzalo Zurro, Ángel Cuartas Cristobal, Mariano Suárez Fernández, José María Fernández Martínez,  Juan José Castaño Fernández, Jesús Prieto y José Méndez?

Y dejamos para lo último el vil asesinato, en Turón (localidad de Mieres), de los ocho hermanos de La Salle José Sanz Tejero, Filomeno López López, Claudio Bernabé Cano, Vilfrido Fernández Zapico, Vicente Alonso Andrés, Román Martínez Fernández, Héctor Valdivieso Sáez, Manuel Seco Gutiérrez, así como el hermano pasionista Manuel Canoura Arnau.

 ¿Tampoco se acuerda de esto? ¿Tampoco se acuerda, asimismo, cuando los milicianos desfilaban gritando por la citada localidad turonesa “¡Un, dos, tres, no queremos curas en San Andrés!”, o también “¡Un, dos, tres, cuatro, cinco, no queremos ni curas ni catecismo!”

No seguimos porque sería muy largo. Estas omisiones, así como las falsedades y mentiras que se están contando sobre nuestra historia reciente, llevan y conducen, como ya dijimos en el artículo intitulado “Históricamente incorrecto” a que esta manipulación del pasado sirva, como decía Cristina Losada, para que “la próxima vez que se pregunte a unos estudiantes sobre la guerra civil, respondan que se libró entre los defensores de la democracia y las hordas fascistas de Aznar".

Continuará.



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