“El sólido edificio marxista”
Como hay que “recuperar la memoria histórica”, oiga, vamos a dedicar unas
entregas para recordar lo ocurrido en la nefasta revolución española de 1934, preferentemente
lo acontecido aquí en Asturias.
Comenzaremos diciendo que aquella revolución fue el la agresión, ataque y
embestida más brutal y violenta contra la Iglesia Católica y, obviamente contra
el clero, que tuvo lugar durante el siglo X X, aunque después, y durante la
Guerra Civil, tales agresiones y embestidas también las hubo.
Como ya saben, tal revolución tuvo lugar tres años después de proclamarse
la República, que había comenzado con la quema de conventos un mes después de
su proclamación.
Y comenzamos transcribiendo el siguiente panfleto que se veía por Asturias,
durante aquella revolución.
«El Comité Provincial
Revolucionario de Asturias.
¡Proletarios todos, obreros y campesinos!
Nuestra Revolución sigue su marcha ascendente. De esta realidad que nadie os aparte.
De nuestra potencia es un exponente la debilidad de las fuerzas enemigas acusada en los procedimientos asesinos que emplean en la lucha, penetrando en las casas de Oviedo en los hogares pobres y degollando con la gumía de uso en las cabilas del Rif, seres inocentes, niños en presencia de sus madres, provocando la locura de estas mártires por muchos conceptos, para luego rematarlas con fruición demoníaca.
¡Obreros: En pie de guerra! ¡Se juega la última carta!
Nosotros organizamos sobre la marcha el ejército rojo. El servicio obligatorio con la incorporación a filas de todos los hombres desde los diecisiete a los cuarenta años. Todos a sumarse a la Revolución. Aquel que no sea apto para el frente, tendrá su destino en los Comités organizadores o en servicios complementarios.
Lo repetimos: En pie de guerra. ¡Hermanos! el mundo nos observa. España, la España productora, confía su redención a nuestros triunfos. ¡Qué Asturias sea un baluarte inexpugnable!
Y si su Bastilla fuera tan asediada, sepamos antes que entregarla al enemigo, confundir a éste entre escombros, no dejando piedra sobre piedra.
Rusia, la patria del proletariado, nos ayudará a construir sobre las cenizas de lo podrido el sólido edificio marxista que nos cobije para siempre.
Adelante la Revolución. ¡Viva la dictadura del proletariado!
Dado hoy, 16 de octubre de 1934.»
¡Proletarios todos, obreros y campesinos!
Nuestra Revolución sigue su marcha ascendente. De esta realidad que nadie os aparte.
De nuestra potencia es un exponente la debilidad de las fuerzas enemigas acusada en los procedimientos asesinos que emplean en la lucha, penetrando en las casas de Oviedo en los hogares pobres y degollando con la gumía de uso en las cabilas del Rif, seres inocentes, niños en presencia de sus madres, provocando la locura de estas mártires por muchos conceptos, para luego rematarlas con fruición demoníaca.
¡Obreros: En pie de guerra! ¡Se juega la última carta!
Nosotros organizamos sobre la marcha el ejército rojo. El servicio obligatorio con la incorporación a filas de todos los hombres desde los diecisiete a los cuarenta años. Todos a sumarse a la Revolución. Aquel que no sea apto para el frente, tendrá su destino en los Comités organizadores o en servicios complementarios.
Lo repetimos: En pie de guerra. ¡Hermanos! el mundo nos observa. España, la España productora, confía su redención a nuestros triunfos. ¡Qué Asturias sea un baluarte inexpugnable!
Y si su Bastilla fuera tan asediada, sepamos antes que entregarla al enemigo, confundir a éste entre escombros, no dejando piedra sobre piedra.
Rusia, la patria del proletariado, nos ayudará a construir sobre las cenizas de lo podrido el sólido edificio marxista que nos cobije para siempre.
Adelante la Revolución. ¡Viva la dictadura del proletariado!
Dado hoy, 16 de octubre de 1934.»
En fin, estas palabras se comentan por sí solas. Como
siempre decimos, se quería imponer una república excluyente de corte marxista,
no la de todos.
Aunque el “sólido edificio marxista” se derrumbó por
sí solo, como un edificio con carcoma, aún pululan hoy por ahí mentes
subhumanoides añorando y tratando de implantar dicho sistema.
En próximas entregas veremos los asesinatos cometidos
por estos del “sólido edificio marxista” aquí en Asturias.
Continuará.
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