Como recordarán, en su día la Transición promovió la
reconciliación de los españoles que, a pesar de los pesares, hay que reconocer
que trajo cosas buenas, cosas que se vinieron abajo con la llegada del Bobo
Solemne con su espíritu guerracivilista y su ideal de enfrentamiento y
divisiones, y su mapa de vencedores y vencidos, llegando a la situación de ayer
jueves 24 de octubre con la exhumación de los restos de Franco.
La Constitución de aquella Transición, que entró en
vigor el 29 de diciembre de 1978, prácticamente fue respetada por todo el mundo.
Incluidos los comunistas.
Así, por poner un ejemplo, el fundador de Comisiones
Obreras, el comunista Marcelino Camacho, miembro del Comité Central del PC de
España, con motivo del debate de la ley de Amnistía, decía en el Congreso de
Diputados en octubre de 1977:
“Nosotros, precisamente, los comunistas,
que tantas heridas tenemos, que tanto hemos sufrido, hemos enterrado nuestros
muertos y nuestros rencores. Nosotros estamos resueltos a marchar hacia
adelante en esa vía de la libertad, en esa vía de la paz y del progreso”.
Esto,
obviamente, nada le importaba al Bobo Solemne, y nada le importa al actual
presidente en funciones, el “doctor” Sánchez. Con mirarse para el ombligo ya
tiene bastante. La revancha, es la revancha, oiga.
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