lunes, 30 de julio de 2018

"El martirio de los sacerdotes de Silesia"



Así se intitula el libro de Johannes Kaps, Ediciones Titania 2.008, 151 páginas.

Este libro nos cuenta las orgías, los crímenes y el vandalismo de las hordas bolcheviques cuando los rusos invadieron silesia en 1.945, ocasionando casi cinco millones de muertos.

La obra consta de doce apartados destacando, a nuestro juicio, el intitulado “El Martirio de las Monjas de Silesia”, páginas 121 y 122, en donde se lee:

“La víspera del Domingo de Ramos, 24 de marzo de 1945 por la mañana, los rusos, ocuparon Neisse, en la Silesia Alta, ciudad de unos cuarenta mil habitantes. En ella se habrían quedado unos veinte religiosos, doscientas monjas para cuidarse de los ancianos y enfermos y unos dos mil vecinos. Neisse no estaba muy destruido a pesar del sitio y de los bombardeos sufridos durante ocho días. De los edificios de valor artístico sólo resultó destruida por un incendio que ocasionó un bombardeo, la famosa iglesia de Santiago (St. Jakob), en la tarde del 21 de marzo. 

El Ejército ruso invadía como un torrente la ciudad y los soldados penetraban por todas partes. En la casa donde vivían los sacerdotes, quitaron a éstos y a las monjas todos los relojes y objetos de valor, lanzando palabras de amenaza, pidieron el vino de Misa y saquearon la casa entera. No respetaron siquiera el altar, puesto en el sótano, donde se acabó de rezar la última Misa. Llenos de codicia se apoderaron de las custodias y los cálices. Continuamente violaban a las muchachas, mujeres y monjas. Los soldados rojos, con los oficiales delante, formaban largas colas ante sus víctimas. Ya en la primera noche violaron a muchas de ellas hasta cincuenta veces. Las monjas que se defendían eran asesinadas o llegaban a tal agotamiento físico que no tenían fuerzas para defenderse. Echaban a las monjas, al suelo, las pisoteaban sin piedad, les pegaban con la pistola en la cabeza o en el rostro, hasta que llenas de sangre, mutiladas e hinchadas quedaban en el suelo sin conocimiento y en este estado eran víctimas de la barbarie de los rusos, cuya brutalidad era incomprensible para nosotros. Las mismas escenas se repetían en los hospitales y asilos de ancianos y en otros establecimientos similares. Hasta las monjas de 70 y 80 años, que enfermas y paralíticas estaban en la cama, eran violadas y maltratadas por estos hombres brutales. No ocultamente, sino en presencia de todos, hasta en las plazas públicas y en las iglesias, estaban expuestas a las fuerzas más brutales ¡Madres antes los ojos de sus hijos, muchachas ante los hermanos, monjas ante los jóvenes, hasta cuando estaban a punto de morir o ya muertas! A los sacerdotes que intentaban defender a las monjas, los apartaron violentamente, amenazándoles con la muerte. Ardían, en la ciudad, casa por casa, calles enteras. Primero ardían los sótanos, señal de la intención con la que habían prendido fuego a las casas, como nos enteramos luego por testigos. A un asilo de ancianos dirigido por monjas le prendieron fuego desde el sótano de tal modo que casi todos los asilados murieron presa de las llamas y el humo.”

Esto, y muchísimas más cosas, han sido borradas de la historia por los de la internacional de la mentira, del odio y del rencor, que sólo hablan de “su memoria histórica” y no de La Memoria Histórica.



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