Y continuamos con el tema de la Revolución de Octubre
de 1934. Hay que “recuperar la memoria histórica”, oiga.
En esta España actual rota, desmembrada, enfrentada y
triturada, la Historia está sujeta y subordinada
a un pacto para silenciar las
palabras, obras y actitudes de un bando, pacto que lleva al olvido y al
silencio. Y si no que se lo pregunten a ciertos “historieteros” de lo
políticamente correcto. (Permítasenos utilizar esta palabra que no viene en el
Diccionario de los “inmortales” de la RAE, aunque sí viene historieta).
Las personas que somos españolas, que no somos
partidarias de la bota, del bozal, del grillete ni del oír, ver y callar, y sí
somos partidarias del orden, del respeto y de la libertad, tratamos de airear
lo que se quiere ocultar ¿No hay que “recuperar la memoria histórica? Pues
vayamos a ello.
Tres meses antes de que comenzase la Revolución,
concretamente en la sesión del Congreso de fecha 4 de julio de 1934, el orondo
Indalecio Prieto sacó su pistola amenazando a ciertos diputados.
En el diario ABC de fecha 5 de julio de 1934, páginas
17 y 18, se lee lo siguiente:
“Un
momento dramático”
“Intervino
el Sr. Gil Robles. Si discurso era esperado con interés. El jefe de la C.E.D.A.
explicó la actitud de la minoría y el por qué apoyaría la proposición de
confianza.
Se
hallaban sentados en escaños muy próximos D. Jaime Oriol, diputado por Sevilla,
perteneciente a la minoría del Sr. Gil Robles, y el Sr. Tirado, socialista.
Éste, irritado tal vez por las salvas de aplausos que escuchaba el Sr. Gil
robles, exclamó: ‘¡Es un canalla y un farsante!’. El Sr. Oriol, en el acto, le
pidió que retirara aquellas palabras, y como el Sr. Tirado se negara, vinieron
ambos a las manos.
El
escándalo fue inenarrable. Todos los diputados se pusieron en pie en medio de
un gran griterío. La tensión nerviosa a que estaba sometida la Cámara produjo
aquella explosión. Se vio que varios socialistas se arrojaron contra el Sr.
Oriol, que estaba solo, derribándolo. Y entonces, el Sr. Prieto avanzó desde su
escaño, relativamente lejano, sacó una pistola, la amartilló e hizo ademán de
disparar contra el Sr. Oriol, que estaba caído sobre su escaño. No llegó a
disparar, pero se le vio que con el arma agredía al diputado de la C.E.D.A.
Aquí
el escándalo subió de punto. Nadie se entendía. En el hemiciclo surgieron
varias colisiones personales. El presidente se consideró tan disminuido en su
autoridad, tan sin fuerzas para cortar el incidente, que rápidamente se levantó
de su sillón, bajó las escalerillas y en actitud airada se retiró a su
despacho”.
Una vez reanudada la sesión, se lee en la página 25
unas palabras del señor Oriol:
“Es
intolerable que los socialistas, cuando no tienen argumentos que emplear,
apelen a las armas”.
Por aquello de “recuperar la memoria histórica”, conviene
recordar que Prieto, que había huido a Francia camuflado en el maletero de un
coche, y sus compinches, mientras vivían su dorado exilio a expensas de los
tesoros del “VITA”, miles de españoles se encontraban en el citado país en
campos de trabajo y en unas condiciones pésimas. El citado Prieto y su
“complexo” nada quisieron saber de esta gente. Don “Inda” llegó a decir que
enviar refugiados a México era como tira el dinero al mar.
Añadir también lo que dijo Prieto en 1942, aunque
estas palabras tampoco aparecen en los “recuperadores de la memoria histórica”:
“Me
declaro culpable ante mi conciencia, ante el Partido Socialista y ante España,
de mi participación en el movimiento revolucionario de octubre. Lo declaro como
culpa, como pecado, no como gloria” ( I )
Comentar que tal día como hoy 6 de octubre pero de
1934, Luis Companys anunciaba y proclamaba el Estado Catalán.
( I ).- Libro “Preludio de fuego”, autor Esteban
Greciet Aller, página 7
Nota.- La imagen que insertamos es una caricatura de
Indalecio Prieto que apareció en el diario republicano “La Voz” de fecha 5 de
julio de 1934. La otra es un aspecto de la destrucción que sufrió el patio
central de la Universidad de Oviedo el 14 de octubre de 1.934
Continuará.
Bibliografía:
“1934: Comienza la Guerra Civil”, autor Pío Moa;“Carrillo miente”, autor
Ricardo de la Cierva; “Contra la mentira”, autor Pío Moa; “El
desplome de la República”, autores Ángel Viñas y Fernando Hernández
Sánchez; “El libro negro de Carrillo” y “El libro negro de la
izquierda española”, escritos por José Javier Esparza; “El mito de la
izquierda”, autor Gustavo Bueno; “El zorro rojo”, Random House Mondadori, S.A., Efrén del Valle Peñamil, por la traducción;
“Historia oculta del PCE”, autor Joan Estruch; “La República del crimen”,
autor Francisco Gutiérrez Latorre; “La semana trágica de la iglesia en
España (8-14 octubre 1931)”, autor Víctor Manuel Arbeloa; “La velada de
Benicarló”, autor Manuel Azaña; “ Los documentos de la primavera
trágica”, autor Ricardo dela Cierva y Hoces; “Los mitos de la Guerra
Civil”, autor Pío Moa; “Paracuellos del Jarama: ¿Carrillo culpable”,
autor Carlos Fernández, y “Preludio de fuego”, autor Esteban Greciet
Aller
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