sábado, 9 de octubre de 2021

¿Para dónde habrá que mirar?


 Como ya saben, la sujeta o “sujete” Irene Montero, ve acoso sexual por doquier, por mor de una cadena de conductas, de procederes, de comportamientos, etc, no queridos, que tienen un vínculo sexual, como pueden ser las miradas pertinaces, obstinadas, lujuriosas, u otras que signifiquen ludibrio, desprecio, etc, etc. La verdad es que no lo entendemos muy bien, ya que gracias a ese vínculo sexual esta sujeta o “sujete” vino al mundo. En el caso de que el vínculo sexual de sus padres hubiese sido otro, ella no existiría.

Si hay cuerpos de seguridad del Estado para evitar todo tipo de desmanes, abusos, malas conductas, ¿habrá que crear otro cuerpo que se dedique a examinar, investigar, inspeccionar, observar, etc, las miradas que puedan suponer un acoso sexual?

Esta sujeta o “sujete” y su “complexo”, ¿es tan psicóloga que sabe distinguir el tipo de mirada, si es obscena, deshonesta, sarcástica, alegre, apenada, admiradora, amorosa, cariñosa, etc? Por otra parte, en los momentos actuales de la mascarilla (“mosquiteru”, que diría un “bablista” estulto e ignorante), ¿no resulta difícil muchas veces reconocer la cara de las personas, no digamos ya nada de la mirada?

Si los grandes poetas Gustavo Adolfo Bécquer, o Ventura de la Vega, por ejemplo, viviesen en estos momentos, tendrían que tener cuidado con sus poesías, ya que serían procesados.

“Cuando tu hermosura ví,

presumí fácilmente

decirte en frase elocuente lo que yo entonces sentí.

Pero por más que luchaba con la rima y la expresión,

nunca en mis versos lograba

decir lo que me inspiraba

mi ardiente imaginación.

Y juzgo que inútilmente luche

quien hacerlo trate,

pues hermosura se siente

 no hay verso que la cuente

ni pincel que la retrate” (Ventura de la Vega)

De Bécquer:

“Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡Yo no sé
qué te diera por un beso!”

 

“Los suspiros son aire y van al aire.
Las lágrimas son agua y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?”

En fin, ¿para dónde habrá que mirar cuando nos encontremos con una mujer? Aunque a lo mejor es “mujero” o “mujere”, y entonces la cosa cambia, oiga.



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