Y seguimos con el tema de la Revolución de Octubre de
1934.
Largo Caballero, que en 1931 era ministro de Trabajo,
en noviembre de ese año ya enseñaba los dientes de lo que tenía pensado hacer con
motivo de la probabilidad de que las Cortes de entonces se disolvieran. Decía:
“Ese intento sólo sería la señal para que el PSOE y la UGT lo
considerasen como una provocación y se lanzasen incluso a un nuevo movimiento
revolucionario. No puedo aceptar la posibilidad, que sería un reto al partido,
y que nos obligaría a ir a una guerra civil”. (Periódico “El Debate”
de fecha 24 de noviembre).
En 1932, un año después, concretamente en octubre, cuando se celebraba en
Madrid el X I I I Congreso del PSOE, el mentado Largo Caballero, en el mismo
Ministerio, decía:
“El Partido socialista no es un partido reformista (...) cuando
ha habido necesidad de romper con la legalidad, sin ningún reparo y sin
escrúpulo. El temperamento, la ideología, y la educación de nuestro partido no
son para ir al reformismo”.
Este sujeto no era ni republicano ni demócrata, lo mismo que no lo era el
PPPSSSOOOEEE de aquel entonces y el de ahora. La “lucha final” era el objetivo
prioritario para este ejemplar, o sea, la dictadura del proletariado. En un
discurso de 1934, decía:
“En esta República se prohíben
las reuniones a los obreros frecuentemente; el
derecho de asociación es casi nulo; en una palabra, a los tres años de República
yo declaro que no he visto nunca una situación peor para la clase trabajadora, ni aun en los tiempos heroicos de
nuestro partido. Y conviene que esto lo sepa el pueblo español y que se
sepa más allá de las fronteras. En España
van a ocurrir hechos de tal naturaleza, que es preciso que la clase trabajadora
haga unas manifestaciones que justifiquen su actuación en el porvenir, porque esa actuación corresponderá a la que
ahora se sigue con nosotros. Es
indudable que en un momento determinado el proletariado se pondrá, como se dice vulgarmente, en pie, y procederá
violentamente contra sus enemigos. No se diga entonces que somos unos salvajes
sin civilizar, porque de nuestra conducta de entonces responde la
conducta de ellos ahora. Y en ¡ aquel momento no les extrañe que los corazones
se hayan endurecido, que se hayan dejado a un lado sentimentalismos inútiles,
porque a los que hoy están viendo
morir de hambre a sus hijos, porque se les niega el trabajo, no va a pedírseles un armisticio cuando la clase obrera
esté en el Poder. Así, de una manera
tan absurda y tan estúpida, se nos conduce a una situación como la actual. ...el mismo
Marx ha explicado que el "Manifiesto comunista" se llamó así, y no
socialista, para no confundirse con otros partidos de carácter reaccionario
que en aquel entonces se llamaban también socialistas. Pero coincidimos en la teoría. Además, el Comunismo y el
Socialismo son dos etapas en absoluto diferentes. Después del triunfo de
la clase obrera, la primera etapa, la
transición del régimen capitalista al colectivista, lo que pudiéramos llamar dictadura del proletariado, que no
tiene más objeto que ir dominando y
destruyendo al capitalismo, eso es el Socialismo. Durante esta primera etapa subsistirá el Estado; no más tiempo. Y con esto
salgo al paso de algunos anarquistas
que no han comprendido bien nuestras ideas. Marx declaraba que el Estado desaparecería al desaparecer el
capitalismo. Porque el Estado es un
instrumento de dominio de una clase sobre otra. Y en cuanto no existan clases,
el Estado desaparece y se entra en el período llamado de comunismo. No nos diferenciamos,
como se habrá podido ver, en nada de los comunistas. Supongo que no nos pedirán que vayamos a especular
en estos momentos teóricamente sobre
la mejor organización del régimen comunista. Yo creo, pues, que debe hacerse la alianza proletaria; pero
no para estar en la calle constantemente,
sino para realizar el acto definitivo que dé el triunfo total a la clase obrera”. ( I )
Como puede verse, República excluyente que nombraba constantemente a
Carlos Marx y al comunismo.
Hay algunas cosas que no se comentan sobre Largo Caballero. Una de
ellas es, por ejemplo, que no se explica muy bien cómo pudo llegar a ser Jefe
de Gobierno, habiendo estudiado solamente unos meses en un colegio de
Escolapios cuando tenía siete años.
La otra es que cuando unos socialistas catalanes le
llevaron a un cabaret, y viendo a las mujeres desnudarse, exclamó:
“¡A
mi no me diga nadie que esto es libertad! ¡Esto es degradación, basura!”.
Rápidamente le viene a uno el pensamiento de qué diría
Largo si viviese ahora en estos tiempos, cuando tales desnudos se ven por la
telebasura, e incluso en la calle. ¿Qué diría, asimismo, cuando viese a los
“artiscejos” sociatas rodeados de los Almodóvar, Zerolo y demás personajes de
la más variopinta condición biológica?
En fin, este “Lenin español”, como casi todos los
líderes socialistas y comunistas, huyó a Francia cuando vio que la guerra
estaba perdida, falleciendo en París en marzo de 1946. A pesar de todo, fue, y
es, un sujeto homenajeado con estatuas y monumentos por media España.
Nota.- Lo destacado en rojo es nuestro.
( I ).- “Los documentos de la primavera trágica”, autor Ricardo de la
Cierva y Hoces, página 32.
Continuará.
Bibliografía:
“1934: Comienza la Guerra Civil”, autor Pío Moa;“Carrillo miente”, autor
Ricardo de la Cierva; “Contra la mentira”, autor Pío Moa; “El
desplome de la República”, autores Ángel Viñas y Fernando Hernández
Sánchez; “El libro negro de Carrillo” y “El libro negro de la
izquierda española”, escritos por José Javier Esparza; “El mito de la
izquierda”, autor Gustavo Bueno; “El zorro rojo”, Random House Mondadori, S.A., Efrén del Valle Peñamil, por la traducción;
“Historia oculta del PCE”, autor Joan Estruch; “La República del crimen”,
autor Francisco Gutiérrez Latorre; “La semana trágica de la iglesia en
España (8-14 octubre 1931)”, autor Víctor Manuel Arbeloa; “La velada de
Benicarló”, autor Manuel Azaña; “ Los documentos de la primavera
trágica”, autor Ricardo dela Cierva y Hoces; “Los mitos de la Guerra
Civil”, autor Pío Moa, y “Paracuellos del Jarama: ¿Carrillo culpable”,
autor Carlos Fernández.
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