Hay un asunto del que poco se habla: el de los fondos europeos, aunque su “Sanchidad” y la troupe que le rodea prometen todo, es decir, dinero por arriba y por abajo para todos, todas y “todes”. Dichos fondos van a llegar poco a poco, además de que se van a vigilar desde la CEE cómo, por qué y en qué se gastan, ya que puede haber derroche y dilapidación.
Por otra parte, la CEE va a requerir reformas,
innovaciones y cambios en temas y asuntos tan importantes como los fondos de
pensiones, las reformas laborales y también la de la Justicia. También hay
otros asuntos que necesitan de pactos, pero este desgobierno que tenemos no se
le ve con garantías para pactar con nadie, salvo con los que a él le interesan.
El INE (Instituto Nacional de
Estadística, fundado nada más y nada menos que en 1945), hace pocos días cuando comenzaba el último trimestre de este año, rebajaba las previsiones
gubernativas, manifestando también que
lo que va del segundo semestre se creció un 1,1 % frente, al 2,8 % previsto por
el desgobierno.
La inefable e ínclita Nadia María
Calviño Santamaría, vicepresidenta primera del desgobierno de su “Sanchidad”,
nada piensa hacer ante esta situación y previsión. Con decir que “España va
bien”, está todo arreglado, no queriendo reconocer nuestra desastrosa
situación económica.
Por otra parte, este desgobierno
tiene que negociar urgentemente los Presupuestos del Estado del año que viene.
Sobre este tema vale más no comentar nada, ya que los apoyos que espera tener
son los de ERC, PNV o BILDU, con las graves consecuencias que esto puede traer.
Por otra parte también, ahí están los
enfrentamientos entre José Luis Escrivá Belmonte, ministro de Inclusión,
Seguridad Social y Migraciones, y Yolanda Díez Pérez, ministra de Trabajo y
Economía Social, por motivo de la reforma laboral que Europa requiere y exige
que se haga con el acuerdo de la Patronal, asunto este que los “podemitas” no
están dispuestos a consentir.
¿Y qué nos dice este desgobierno
sobre el IPC, el precio de la electricidad, del gas y de los carburantes, por
ejemplo, que se están poniendo por la nubes con el terrible problema de que
muchas empresas, establecimientos, instituciones, hogares, etc, no puedan
asumir estos precios? ¿Y qué dicen los sindicaleros ante esta situación? Pues clamoroso
silencio, valga el oxímoron. Si todo esto sucediese con el PP o con VOX en el
gobierno, saldrían a la calle como turbinas con las pancartas, insultos,
amenezas, provocaciones, etc, de siempre.
Pero claro, oiga, en mayo de este año
su “Sanchidad” ofrecía “un diálogo nacional para pensar la España de 2050”.
Y con esto ya está todo solucionado y dormimos tranquilamente.
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