Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre la lírica románica y sus principales representantes, que fueron muchos.
Estos poetas románticos crearon y fundaron tertulias, academias, reuniones, etc, en donde se reunían prácticamente todos los días con el objeto de discutir no sólo temas literarios, sino a veces políticos, además de sostener una lucha contra el clasicismo literario. Entre estas academias y tertulias figuran “El Parnasillo”, “Academia del Mirto”, “La Cuerda Granadina”, “Los Numantinos” y algunas más.
El género más destacado en aquella época, fue el enfrentamiento y lucha entre románticos y clasicistas, siendo la corriente romántica la que arrastró a los poetas líricos más importantes y notables, tales como Espronceda, Zorrilla, Ventura de la Vega, Bermúdez de Castro y varios más.
José de Espronceda (1808-1842) fue el gran protagonista de la poesía romántica, no sólo por sus obras literaria, sino también por su carácter un tanto indisciplinado y altivo. Sus composiciones abarcan prácticamente todos los géneros. Fue uno de los mejores poetas.
Cultivó el género épico con “El estudiante de Salamanca”, “Pelayo” y “El Diablo Mundo”.
“El estudiante de Salamanca”, es una autobiografía poética en la que vertió, con ironía y escepticismo, las vicisitudes de su agitada vida de político, conspirador y aventurero.
“El Diablo Mundo” es de un gran valor histórico, ya que nos descubre vida y costumbres de la primera mitad del siglo X I X.
Fue un emigrante voluntario que estuvo en Portugal, Francia e Inglaterra, estando muy relacionado con los simpatizantes y partidarios del régimen constitucional y, mientras ayudaba a los conspiradores, seguía con su vida disipada y alegre.
Quizá sus composiciones más notables y conocidas sean “Canción del Pirata”, “Canto del Cosaco”, ambas llenas de romanticismo, y las composiciones históricas, tales como “Torrijos”, “A la Patria Oprimida” y algunas más.
En la próxima entrega comentaremos algo sobre otro de los grandes románticos: José Zorrilla.
Continuará.
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