viernes, 25 de agosto de 2017

La oratoria comunista



Uno de los fanatismos de los que adoran la religión marxista, es ensalzar la gran oratoria de sus predicadores, como ocurre con los casos de Lenin y Stalin.


De éstos, y después de haber leído unos cuantos libros, algunos de ellos ya comentados en este blog, se puede decir que inspiran terror, que son un sujetos duros y sectarios y de inquebrantable convicción acerada y firme en todo lo que dicen, aunque muchos fanáticos  (“Lenin fue el personaje más importante del siglo XX"), dijo uno de estos fanáticos), quieran presentarlos con un  léxico y una dicción elegantes y fluidas. La gente no se da cuenta de que en la oratoria de estos personajes, y de otros muchos como Che Guevara, Mao, Fidel Castro, Antoni Gramsci, Carlos Marigella, Santiago Carrillo, etc, hay algo que devora y quema.

Muchas personas han quedado embelesadas con la oratoria y los escritos de estos sujetos porque, eso sí que es cierto, son maestros en la persuasión: saben elevarse como pocos a cotas altísimas de la imaginación, de tal modo que los escuchantes no puedan seguirles.

Además de esto, y según lo exija su plan oratorio, emplean acentos patéticos y grandilocuentes, todo ello adornado con elegancia y riqueza descriptiva, que les permite estar hablando horas y horas sin que la audiencia se fatigue. Sus raciocinios son “flexibles”, y cuando parece que todo indica que sus discursos no tienen salida, la encuentran rápidamente con una demagogia y una logomaquia dignas de encomio.

Sus fanáticos describen a estos “oradores” como  “grandes esclarecedores” de cuestiones importantes omitiendo, más bien por engaño que por ignorancia, que tales cuestiones eran y son presentadas desde el plano y la órbita que más les interesa, con palabras ardientes, dogmáticas y arrolladoras, quedando de esta forma hechizada la audiencia.

Todo esto que decimos, como señalábamos al principio, está basado en varios libros, del que destacaríamos  “Recuerdos de Lenin”, Ediciones Grijalbo, S.A. Barcelona, Buenos Aires, México D.F., 1975, 159 páginas, autora Clara Zetkin, fundadora de la II Internacional, compañera de Rosa Luxemburgo, dirigente destacada de la Kommintern y amiga de Lenin.







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