martes, 12 de junio de 2018

Legitimidad de una ley


"La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión."

Esto es lo que dice la pomposa Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Como los progres tienen que seguir el manual, dicen que la citada violencia constituye un ataque frontal contra los derechos más fundamentales, como son la igualdad, la libertad, la seguridad y, asómbrense ustedes, ¡la vida!. Y recurren, también, a los principios no discriminatorios que emanan de la Constitución del 78. Es decir, recurren a la vida y a la Carta Magna cuando les interesa, a la par que las pisotean constantemente.


La verdad es que no se sabe qué dirán los altísimos magistrados, tal como están las cosas en la Justicia hoy. Porque si leemos el parrafito inicial, se ve a ojos vistas su gran carga ideológica, con lo que, a lo mejor, se pasa esto por encima y asunto concluido.

Para empezar, se acepta gratuitamente la imposición ideológica de “violencia de género”, a la vez que se dice, entre otras cosas, que la citada violencia es “el símbolo más brutal de desigualdad existente en nuestra sociedad”.


La Ley, que data de 2.004, dicen que fue creada para proteger a las mujeres de la “brutal desigualdad”, que trae como consecuencia la violencia. Aquí, como en el cambio climático, cabe preguntarse qué tipo de observaciones se han hecho ¿Se han probado y comprobado tales observaciones? ¿Se han hecho encuestas y muestreos mixtos? La violencia, ¿será producto de la desigualdad o, por el contrario, provendrá del aniquilamiento, demolición y destrucción de la familia que se está llevando a cabo en estos momentos, creando una sociedad de donde se echan de menos, y cada vez más, a las personas? Porque aquí no cabe dar las cosas por supuestas. El asunto es grave. No se puede afirmar gratuitamente que “se sabe”. También se “sabía” en otros tiempos que la Tierra no se movía y que el Sol giraba a su alrededor, a pesar del “y sin embargo se mueve” galileico.


Está demostrado que la violencia de sexo (dejemos ya lo de violencia de género) es mutua. Lo que sucede es que cuando se ejerce contra la mujer comienzan a girar los ventiladores del agit-prop ideológicos, con sus fantasías, con sus comentarios sesgados y parciales, etc, que lleva a la gente a no cuestionar nada de lo que se dice. Y si discrepas, machista. (Permítanme que les cuente un caso que le ha ocurrido al autor de este artículo. Iba sentado en un autobús público y al ver entrar a una mujer embarazada, le cedí el asiento. “¡Machista!”, fue su contestación).

Y terminamos volviendo al ejemplo galileico: ¿qué ocurriría si se defendiese una ley basada en la teoría de que el Sol girase alrededor de la Tierra? No nos lo queremos imaginar.



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