Las panzer del Papa

Como ya saben, nos gusta de vez en cuando "recuperar la memoria histórica". Vamos a ello.

Las panzer, como es sabido, eran las divisiones acorazadas de Hitler. Diez de estas divisiones, en mayo de 1.940, invadieron en menos de dos meses Bégica, los Países Bajos y Francia, que no luchó a pesar de su propagandista “resistencia francesa”.

Pues bien, Stalin, ante este despliegue militar hitleriano, se creía que la Iglesia y el Papa tenían tal armamento de guerra. Así, en una ocasión preguntó que cuántas divisiones acorazadas tenía el Papa. Obviamente le dijeron que ninguna. Parece que Stalin se quedó tranquilo.

Lo que no se podía imaginar Stalin, ni sus sucesores, ni muchos “pensadores químicos” marxistas pedantes infumables era que, cuarenta años después, un Papa, Juan Pablo I I, procedente de un feudo comunista, Polonia, iba a derribar sin un solo tanque, sin una sola ametralladora y sin un solo tiro, todo el andamiaje comunista que iba a crear “el hombre nuevo” y el “porvenir radiante de la Humanidad”.