En febrero de 1.934, era publicado el “Decálogo del joven socialista”, ya comentado e insertado en este blog. Dicha publicación aparecía en el diario Renovación y en ella se incitaba a los jóvenes a la “preparación material para una insurrección violenta y armada”.
Evidentemente esta “preparación” no tenía otro objeto que hacer frente a las fuerzas de represión del Estado. Pero, ¿no estábamos en una república?, ¿o es que esta gente lo que querían era “su” república? Evidentemente, esto era lo que querían.
Para más endurecimiento de la situación, el citado diario socialista publicaba textos de “La insurrección armada”, obra editada en España en 1.932, de A. Neuberg, que no era más que un seudónimo colectivo de militares, políticos, colaboradores, etc, comunistas que estaban a las órdenes de la Internacional.
La organización de las jóvenes milicias socialistas, fue encargada nada más y nada menos que a Largo Caballero, con el que colaboraron, entre otros, el italiano Fernando de Rosa, que luchó en la brigada Garibaldi y murió en setiembre de 1.936 en la Sierra de Madrid.
A este personaje se le aduló mucho, pero Amaro del Rosal que era el jefe del sindicato de la banca perteneciente a UGT y que, como ya es sabido, fue un sujeto de primera fila en la preparación del golpe de Estado de 1.934, pone a Fernado de Rosa poco menos que a parir. (Ya sabemos que las discrepancias internas de los rojo-republicanos, no salen a la luz ni son comentadas por los historieteros).
Como decimos, los jóvenes socialistas fueron lanzados a la calle como turbinas. El resultado fue que en ese mismo mes de octubre, el día 4, el joven de 21 años Ángel San Juan resultó muerto en un enfrentamiento con las fuerzas del orden. Ya estaba. Ya tenían su mártir.
Los comunistas, aprovechándose de la situación, comenzaron a lanzar octavillas y propaganda para conseguir sus fines. Para ello se firmaban pasquines conjuntamente con los jóvenes socialistas, que se vieron pronto desbordados por los comunistas. Estos ya empezaron a emplear su argot: comités de barriadas, soviets, alianzas campesinas, alianzas obreras, etc.
La “movilización obrera”, que no era otra cosa que huelgas, manifestaciones, atropellos, actos vandálicos, etc, etc, estaban llevando a España al borde del abismo. Así en Madrid, por ejemplo, el cinco de octubre el Gobierno encargó diversos servicios mínimos de abastecimiento a asilos, hospitales, mercados, etc. Estos servicios mínimos estaban realizados por las juventudes de Acción Popular, carlistas y falangistas. Como fácilmente se podrá imaginar, el enfrentamiento entre estos jóvenes y los socialistas y comunistas, estaba a la orden del día. Así sucedió lo que sucedió.
En fin, continuaremos tratando el tema de la II República Española desde otros aspectos poco conocidos, que los trompeteros y fámulos marxistas no sacan a la luz.
Nota.- En la foto un comentario del diario Renovación de fecha 4 de agosto de 1.934.
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