Permítasenos el oxímoron: clamoroso silencio de la casta política, tanto de un bando como de otro, ante los ataques cristianófobos perpetrados en Madrid y Granada. Que se callen los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, no nos extraña. Pero que no digan ni mu otros, sí que nos extraña, aunque la cobardía y el acomplejamiento ya sabemos que campan por sus respetos por esto que aún algunos llaman España.
Como ya sabrán, el pasado día 23 intentaron quemar una capilla de la UAM (Universidad Autónoma de Madrid) lanzando cócteles molotov dentro. Los daños materiales por este acto fueron cuantiosos. Curiosa y cobardemente, se condenó en su día el ataque a una mezquita sita en la M-30, pero del citado ataque a la capilla, ni mu.
Como siempre, y como no podía ser de otra manera, apareció la manida pintada de “La iglesia que ilumina es la que arde”, muy de moda en tiempos de la Guerra Civil Española, pronunciada por el anarquista Buenaventura Durruti, aunque hay quien dice que esta frase es original del anarco-comunista ruso Piotr Kropotkin, que criticó duramente la revolución bolchevique de 1917, escribiendo posteriormente una carta al criminal Lenin reprochándole el asesinato de los prisioneros de guerra y de otras personas.
Por otra parte, el pasado jueves fue atacada una monja en Granada por un sujeto que le propinó un puñetazo rompiéndole la nariz al grito de “¡Esto por ser monja!” Más cobarde no se puede ser, aunque a lo mejor también tenía pensado dar otro puñetazo a un islamista, oiga.
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