sábado, 17 de junio de 2017

I I República Española: violencia por doquier ( I )


Como estamos con lo de la “Recuperación de la memoria histórica”, nosotros por nuestra parte, como ya hemos dicho varias veces, vamos también a recuperarla porque observamos que hay mucha omisión, mucho engaño, mucho embeleco y mucha cizaña.

La violencia política, tanto en el Parlamento como en la calle, fue el denominador común durante los cinco años que duró la II República Española, violencia que se justificó a través de la prensa y de los líderes de izquierdas.

La conflictividad entre jóvenes fue violentísima, sobre todo en 1.934. En este año el gobierno no tuvo más remedio que intentar poner freno a esta conflictividad, prohibiendo por decreto la pertenencia a partidos políticos a menores de 16 años y si el muchacho tuviera menos de 23, su militancia o pertenencia tenía que ser con el consentimiento de sus padres. Parecido a ahora.

Esta violencia desatada por los jóvenes, tuvo su paladín en las FJS (Federación de Juventudes Socialistas). Esta organización juvenil fue más radical que el propio PSOE y UGT. Prueba de ello fue su acercamiento a la Unión de Juventudes Comunistas de España que era, obviamente, la organización juvenil del PCE.

Ya decían, en 1.933, que el único camino para triunfar era imponer la dictadura del proletariado. Y esto lo decían en este año porque no se distanciaban lo más mínimo de las consignas del PCE que, como ya se sabe sobradamente, eran las de la Internacional Comunista.

En las elecciones de noviembre de 1.933, ya se les ve el plumero descaradamente. El diario “Renovación” decía que las Cortes “no representaban la voluntad popular” y que los trabajadores “sólo tienen un camino: el de la insurrección”. También decía el citado periódico que “Madrid ha demostrado suficientemente que es rojo . . .”. Como puede verse, no aceptaban el resultado de las urnas. No eran demócratas.

Otra prueba de la violencia es que estas FJS, identificadas con el proyecto revolucionario e insurreccional de Largo Caballero, es que después de las elecciones, atacaron con toda su fuerza al profesor de Lógica el marxista Julián Besteiro que, como todo el mundo sabe, estaba en contra de cualquier movimiento violento e insurreccional.

A Besteiro y a sus seguidores se les consideraba como un lastre hasta tal punto que el periódico Renovación decía que si no se retiraban por las buenas, “será preciso desarraigar con violencia”.

Continuará.


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