Y terminamos con este último artículo haciendo un resumen de los anteriores.
Según nuestra modesta opinión, la verdadera reforma del Estado, además de ser un asunto político, tiene que ser también un asunto cultural, pero no al estilo de Gramsci, que promovía una cultura centralizada y autoritaria procedente de sus ideas marxistas, sino una cultura diversa en la que intervengan las distintas fuerzas sociales que existen en todo país normalmente constituido.
Pero, claro, la “conditio sine qua non” para que esto suceda, es que se respete la pluralidad de la vida social, sin imposiciones. Como hemos visto estos días aquí en Asturias, y desde hace muchos años, ya no se celebra el día de Covadonga, sino “el día de Asturias”, es decir, la Reconquista ha quedado olvidada. Pensándolo bien, tal día tendría que ser en tal caso “el día de España” ¿No les parece?
Un verdadero Estado es aquel en el que realmente hay una participación ciudadana y no imposiciones de corte partidista. Ya sabemos por desgracia las consecuencias negativas que esto ha dejado en España desde hace treinta años.
Mientras no se tengan en cuenta los verdaderos intereses de la nación y sólo se mire para el panel ideológico, no habrá nada que hacer. El fanatismo y el cerrilismo seguirán campando por sus respetos derivando en una España rota, desunida y emponzoñada, como la que tenemos en estos momentos.
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