lunes, 26 de junio de 2017

Historia de la Literatura Española ( L X X V I I )


Como decíamos en la anterior entrega, en ésta veremos algo sobre  la renovación teatral y la nueva escuela sevillana, así como los últimos representes  de la escuela salmantina.


Como ya hemos visto en anteriores artículos, el Gobierno de aquel entonces protegía a los dramaturgos afrancesados, la gente seguía encantada con los dramaturgos nacionales, produciéndose grandes polémicas entre los partidarios de ambos bandos, lo que trajo como consecuencia que se reanimara la escena, produciéndose obras de índole diversa, a pesar de que ninguna de las dos escuelas lograba el éxito completo que esperaban. 

No obstante, y como excepción, hay que destacar la gran labor copiosa de Ramón de la Cruz (1731-1794), que resucitó las glorias de los viejos y antiguos dramaturgos nacionales. Este gran literato alcanzó gran popularidad por su color y gracia chistosa y picante, que reflejaba el realismo del pueblo madrileño. Escribió más de quinientas obras que llamaba “caprichos dramáticos” y “tragedias burlescas y sainetes”, destacando “Las castañeras picadas”, “La Petra y la Juana”, “Los bandos de Avapiés”, “El rastro por las mañanas” y el “Muñuelo”.

La nueva escuela sevillana de aquellos tiempos, representaba la transición entre la escuela clásica y el Romanticismo del siglo XIX, iniciado por los Cadalso, Quintana, Jovellanos, Cienfuegos y algunos más. Estos literatos se caracterizaban  principalmente por propagar el buen gusto literario, que los llevó a crear la “Academia de las Letras Humanas”, especializándose en la crítica, creando obras tales como “El Imperio de la Estupidez”, “Ensayos Críticos de Lista” y varios más.

Destacan Félix José Reinoso, Manuel María de Arjona, José Marchena Ruíz, Alberto Lista, Juan Nicasio Gallego, de quien diría Ventura de la Vega que “siete odas o elegías bastáronle en treinta y seis años para colocarlo en primer lugar entre los poetas españoles”.

De dicho Gallego destacan, por sus escrúpulos en lo que se refiere a la alocución externa, “El Dos de Mayo”, “La Defensa de Buenos Aires” y “La influencia del entusiasmo público en las Artes”.

Los últimos representantes de la escuela salmantina fueron José Somoza, Tomás G. Carvajal y Nicasio Álvarez de Cienfuegos, escritor éste de composiciones poéticas necoclásicas en las que cuidaba el estilo y la versificación, siendo considerado por algunos como uno de los precursores del Romanticismo. De sus obras destacan las tragedias “Pitaco”, “Zoraida” y “La Condesa de Castilla”, y la comedia “Las hermanas generosas”.

En la próxima entrega veremos algo sobre la Literatura Española en la Edad Contemporánea, empezando por lo que se llamó La Época Novísima (1780-1928).


Continuará.



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