miércoles, 15 de enero de 2025

Valiente y cobarde. ( y I I I )


 

Como decíamos en la anterior entrega, vamos a comentar algo sobre el libro “Las prohibiciones del Islam”, Editorial La Esfera de los Libros, S.L., 2006, 119 páginas, escrito por Anne-Marie Delcambre, mujer francesa estudiosa de asuntos islámicos. De lo que se lee nada comentan los valientes y las “valientas” Montero (Irene y Chiqui), Yolanda Díaz, Sara. A. Muñoz, Margarita Robles, Pilar A. Continente, Isabel Rodríguez García, Mónica García Gómez, etc, etc, y por supuesto tampoco comenta nada Su Sanchidad. Ya saben: son “valientes” para comentar algunas cosas de hace 50 años, pero cobardes para las de ahora.

El libro consta de 23 Capítulos, además de Introducción, Conclusión y Bibliografía. El que más nos ha llamado la atención es el 11 intitulado “¿El Islam y la sexualidad?”, páginas 63 a 65. En la primera página se lee:

“Hay que vigilar todos los orificios por donde salen las secreciones: el esperma, la orina, las materias fecales, la sangre, los mocos ensucian el cuerpo y se consideran secreciones culpables. Detalles concretos que se refieren a esta purificación de las partes genitales y del ano – sólo con la mano izquierda, la mano reservada para esta función – Lo que hace que nunca se coma con esta mano, sino con la derecha, la mano noble”.

Después, se lee que “No podemos evitar pensar en un versículo del Sura 2, el 222: Profeta, se te pregunta sobre la menstruación, di: es una mancha. Manteneos alejados de las mujeres durante la menstruación; no os acerquéis a ellas, hasta que no sean puras. La mujer, durante el período de la regla es impura. Hay que rehuir mancharse”.

En el párrafo siguiente se lee:

“La obsesión por la contaminación está presente en el Corán. Los musulmanes son puros y están purificados, mientras que los infieles son solamente impureza”.

En la página 64 se lee:

“La preocupación constante del Islam es la de ´civilizar´ al hombre, educarlo, para que el hombre no se porte como un animal. Así, dejar que el pelo crezca sobre el cuerpo, no lavarse, comer de cualquier manera, emparejarse con cualquier persona, es para el Islam la negación de toda educación humana y religiosa”.

En la siguiente página 65 se lee:

“La revuelta contra Dios es satánica. La libertad sexual que niega toda diferencia entre el bien y el mal, entre lo puro y lo impuro, es una aberración. La trivialización de la homosexualidad es una perversión satánica”.

Después nos habla la autora sobre el jeque Abd al-Azim am-Mitaani, profesor de Al-Ázhar, la célebre universidad islámica, el cual, interrogado en junio de 2003 sobre la homosexualidad, responde que las penas por los “actos de desenfreno entre mujeres significa el encierro hasta la muerte.”

En otro párrafo de la misma página, nos dice la autora que “el jeque Am-Mitaani trata a los homosexuales de perversos que practican actos inmundos. Son una secreción de la sociedad occidental materialista , que se orienta hacia la satisfacción de los instintos y de los deseos, dando la espalda a la religión”.

Sobre estos temas, y otros, no se ven burlas por TVE. Sin embargo, contra la religión cristiana, concretamente contra la católica, sí se vieron, como ya saben. Pero, claro, oiga, visitamos al Papa.



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