Así se intitula el libro escrito por Dionisio R.
Napal, editado por Editorial Stella Maris en Buenos Aires en septiembre de
1932, 286 páginas.
Como se imaginarán, el libro es una crítica real y
bien fundada sobre el sistema comunista. Como se imaginarán también, esta obra
no podía ser publicada en España en el año republicano de 1932, tiempo aquel
en el que se adoraba a la URSS: “Asociación de Amigos de la Unión Soviética”;
“¡Viva la URSS!”; “Stalin: el hombre que más amamos”; imágenes por doquier de
Lenin, de Stalin, de Vorichilov, etc, etc ¿Se acuerdan del poema que escribió
Rafael Alberti cuando murió el criminal Stalin? Vamos a transcribir cuatro
líneas:
“Padre
y maestro y camarada:
quiero
llorar, quiero cantar.
Que
el agua clara me ilumine,
que
tu alma clara me ilumine
en
esta noche en que te vas”.
Al final del poema se lee:
“Y
en las cárceles de España
y
en sus más perdidos pueblos
dirán
que no has muerto”.
Sin comentarios.
El libro consta de I X Capítulos al cual más
interesante. Vamos a ver lo que nos dice el autor en la Sección I I I del
Capítulo I X intitulado “La esfinge”. En la página 254 y siguientes se
lee:
“El comunismo ruso ordena a sus afiliados
de los países extranjeros, mantener el espíritu de combate en constante
gimnasia, aconsejando la táctica de aprovechar cualquier pretexto y
circunstancia para llevar a cabo trabajos perturbadores de carácter
revolucionario. Es menester sembrar discordia a fin de explotar a su tiempo el
desagrado de la masa, exacerbando su inquietud y provocando sus protestas.
Si un ciudadano intenta expedirse ante
soldados o proletarios de Rusia, en la forma en que acostumbran a hacerlo sus
obscuros delegados en nuestros ambientes gremiales y obreristas, sería detenido
al momento y, arrimado a un muro, baleado por la espalda.
Periódicos y folletos que tergiversan la
verdad, desorientan a los trabajadores buscando su adhesión. Si ellos
conocieran el terror que oprime a sus hermanos en el imperio soviético, con
ímpetu exaltado repudiarían el yugo que pretende imponerles el bolchevismo. Es
indispensable anoticiar a las gentes acerca de la existencia material y
espiritual de la masa en el estado de los soviets. La verdad contradice y destruye
las promesas fantásticas que sus agentes por doquier difunden”
Continuará.
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