Todos nos acordamos del terrible atentado que sufrieron los EE.UU. tal día como hoy 11 de septiembre, pero de 2.001. También nos acordamos, y vimos, cómo buena parte del mundo celebró y disfrutó, de forma ostensible y descarada, dicho atentado, en el que murieron 3.000 personas y 25.000 heridas, muchas de ellas con lesiones vitales.
Pero hubo otras personas que, fingiendo solidaridad, enviaron cartas y mensajes de condolencia, sentimiento y compasión al pueblo norteamericano. Pero esto fue sólo una actitud hipócrita porque, cuando el gobierno americano decidió utilizar las armas para defenderse y atacar, el disimulo quedó claro: aquella condolencia, sentimiento y compasión eran una auténtica farsa. Y esta farsa e hipocresía quedaron aún más patentes cuando los EE.UU. solicitaron la colaboración de Europa, colaboración que le fue negada y denegada por mor de la “paz”. Este es el cinismo y la falsedad de estos hipócritas pacifistas, que defienden, también falsamente, la vida.
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