miércoles, 28 de julio de 2021

La tiranía castrista que socialistas y comunistas niegan ( V )




 Como hay que “recuperar la memoria histórica”, pero la reciente, vamos a ello.

Allá por el mes de mayo del año 2013, la “politóloga” socialista Beatriz Talegón, simpatizante además de los comunistas de “Podemos”, dijo que “Cuba no es una dictadura” y que “España no es una democracia completa”. Efectivamente, Cuba no es una dictadura: es una tiranía.

 La verdad es que mayor boutade, exabrupto, barbaridad, bestialidad, aporía, arana, o como quieran ustedes llamarlo, no se puede decir. La calígine y la caquexia mentales de esta “sujeta” quedan aquí bien patentes.

 Cuando no hay conflictos, porque no está permitido procesar las diferencias, no puede haber unidad verdadera. Los cubanos viven obligados a mentirse a sí mismos, por miedo a enfrentarse al sistema. Hay que tragarse la “verdades” oficiales.

 Suponemos, señora “politóloga”, que sabrá usted quién fue Vaclav Havel, verdadero intelectual y estadista, ex presidente de la Rapública Checa que sabía muy bien lo que era el comunismo. En cierta ocasión dijo a los cubanos en Florida allá por el año 2002:

“El sistema va envuelto en un hermoso lenguaje que no vacila en denominar a la esclavitud como una forma superior de la libertad; al pensamiento independiente, como una forma de servidumbre al imperialismo; al espíritu de iniciativa humana, como la explotación del hombre por el hombre y a los derechos humanos un invento de la burguesía”.

 También suponemos, señora “politóloga”, que conocerá usted las mentiras que dijo Fidel Castro Ruz en los primeros días de la revolución. Así, llegó a decir en Sierra Maestra que suprimiría el ejército porque “era innecesario para un pequeño país pacífico”, ya que el Ejército Rebelde era “un ejército del pueblo que regresaría a sus casas tan pronto como el tirano fuese derrocado y la Constitución restablecida”. Los ejércitos que envió Castro a Etiopía, Angola, etc y la policía de corte estalinista sobre la que se sostiene el régimen, ¿se fueron a sus casas?

Asimismo, señora “politóloga”, también suponemos que sabrá lo que dijo “Manguito” en un discurso en Camagüey el 5 de enero de 1959:

 "Quien dice libertad de prensa, dice libertad, dice libertad de reunión; libertad de reunión y derecho a elegir libremente, no solo al Presidente, sino los trabajadores a elegir a sus dirigentes. Derechos que no se pueden arrebatar".  Ni qué decir tiene que las citadas libertades no existen en la Cuba de los Brothers Castro.

 ¿Y qué nos dice, señora “politóloga”, de las purgas iniciadas contra los líderes sindicales en ese mismo mes de enero de 1959? ¿Y del discurso pronunciado en Washington en abril también de 1959, cuando dijo aquello de que “Esta revolución no es comunista sino humanista”, negando cínicamente que el comunismo tuviera algo que ver con él, manifestando al poco tiempo que había sido marxista-leninista toda la vida?

 ¿No sabe usted también, señora “politóloga”, que este sátrapa transformó la isla en un gigantesco cuartel, con servicio militar obligatorio, con un ejército de medio millón de hombres allá por las décadas de los años 70 y 80 del pasado siglo?

 A esta señora “politóloga”, le recomendamos leer los siguientes libros para que se entere un poco de lo que se cuece en la Cuba de este espantapájaros. Ahí van:

 “1984. Carta a Fidel Castro”, escrito por le nada sospechoso de fascista Fernando Arrabal; “Che Guevara”, autor Fernando Díaz Plaja, libro en que se ve la personalidad de este cruel y sanguinario personaje; “Conexión Habana. Una peligrosa infiltración en las mafias cubanas”, autores Santiago Botello y Mauricio Angulo, libro muy jugoso en el que se demuestra la implicación de Fidel Castro con el narcotráfico, así como las detenciones arbitrarias e ilegales, torturas y ejecuciones del régimen para tratar de ocultar la verdad; “Dulces guerreros cubanos”, escrito por Norberto Fuentes, castrista de pro en sus tiempos,  que participó en numerosos combates al lado de las tropas de Fidel Castro e incluso recibió condecoraciones del propio “Manguito”. Cuando fueron ejecutados los “disidentes” Arnaldo Ochoa y Tony de la Guardia, se dio cuenta del engaño y del terror del régimen, abandonando la camarilla de Fidel Castro; “El furor y el delirio. Itinerario de un hijo de la Revolución cubana”, autor Jorge Masetti, que también fue colaborar en su día de Fidel Castro y terminó desengañado. Nos cuenta Masetti con brutal sinceridad, cómo vivía una vida cómoda, disfrutando de una alimentación excelente, además de disponer del dinero suficiente para satisfacer todo tipo de caprichos. Mientras él, y la nomenklatura del partido vivían en la opulencia, por el contrario al pueblo se le exigía todo tipo de sacrificios, a la vez que machaconamente se le inculcaban los valores de la revolución; “El legado de Fidel Castro. Una Cuba arrasada tras 48 años de totalitarismo”,  autor Luis Losada Pescador El libro, básicamente, es una muestra fotográfica (más de 200 imágenes) de la Cuba real: casas en ruinas, miseria por todas partes, caras desesperadas y hambrientas, propaganda asfixiante, presencia constante y abrumadora de policía, etc, etc; “La vida oculta de Fidel Castro”, libro escrito nada más y nada menos que por Juan Reinaldo Sánchez, ex guarda espaldas de Fidel Castro durante casi veinte años. En la página 20 nos habla Reinaldo de la “veintena de bienes inmuebles, empezando por Punto Cero, su inmensa propiedad de La Habana, próxima al barrio de las embajadas; La Calera del Rosario, que alberga asimismo su marina privada, en la bahía de Cochinos, y La Deseada, un chalet en el corazón de una zona pantanosa de la provincia de Pinar del Río, donde todos los inviernos Fidel practica la caza de patos y otras aves acuáticas. Sin olvidar las demás propiedades reservadas, en todas y cada una de las provincias administrativas de Cuba, para su uso exclusivo”. (Estos libros están comentados en este blog).

En fin, señora “politóloga”, le podríamos recomendar algunos libros más, pero haríamos esto muy largo y cansaríamos al lector.

 Vean el siguiente vídeo.

Continuará.




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