Nos han contado que, en cierta ocasión, en un programa de la telebasura se le ha preguntado a una muchacha cuál era la capital de Asturias, a lo que respondió que Almería.
A otra muchacha le preguntaron que cuál
era el gentilicio de Barcelona, a lo que respondió que la Sagrada Familia. Hubo
otras bestialidades más, pero no merece la pena perder más tiempo.
No cabe duda, y como ya hemos dicho varias
veces en este blog, que el retroceso en la enseñanza ha sido brutal. Desde el
“gonzalato”, pasando por el “zapaterato”, el “rajoyato”, y no digamos ya nada
del actual “sanchiz-podemiato”, hubo planes y más planes de estudio. Lo único
que se ha conseguido es embrutecer aún más a los jóvenes. Para eso están otras
“asignaturas” tales como “Ciencias del mundo contemporáneo”, “Educación para la
ciudadanía”, y otros “temas científicos”, como el cambio climático, o la “España
2050”.
Como dicta la moda de lo políticamente correcto, hay que promocionar las “manifestaciones culturales”. Es más importante tocar la gaita y el tambor, y decir “que guay”, que saber cuál es la capital de Asturias, y que el gentilicio de Barcelona es barcelonés. . . bueno, o “barcelonás” o “barcelonós”, oiga
Pero, claro, lo importante es “respetar
todas las opiniones”, aunque se digan verdaderas burradas y memeces. Con el
manido “yo pienso que” se arregla todo. Y para encima votamos. Y si a esto
añadimos las “opiniones” de “artiscejos”, politicastros, “intelectuales” y
tertulianos de café, tendremos el asunto resuelto.
Y así llegamos a donde llegamos: a una
España cuya “ciudadanía” no tiene criterio. Con Internet, las “redes sociales”,
la telebasura y el “furbo”, tenemos los ingredientes idóneos para hacer
“pastillas” de morfina. El opio está muy caduco.
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