Probablemente la ciencia
nunca haya gozado de tanto prestigio como en nuestros días porque, gracias a
ella, se vive mejor y más tiempo. Sin embargo, los adelantos nos están creando problemas y la gente parece
que ya no confía tanto en lo científico.
Podemos decir que el progreso
científico comienza en el siglo XVII y llega a su madurez durante el siglo XX,
ya que en este siglo las conquistas son
espectaculares, abarcando prácticamente todos los campos y ramas: transportes,
comunicaciones, longevidad, etc.
Este progreso científico
llegó a obsesionar a mucha gente: el vocablo “ciencia” y el adjetivo
“científico” empezaron a aplicarse a todo tipo de disciplinas y ramas del
saber. Así, por ejemplo, se habla del socialismo “científico”, o del derecho
como una “ciencia” jurídica e, incluso, la teología pasa a denominarse
“ciencia” de la religión. Todo esto trajo como consecuencia que la gente al oir
las palabras ciencia o científico, da por seguro la verosimilitud del tema
tratado porque así lo dicen los “científicos”.
No hay más que ver la ligereza
con que se trata el tema del evolucionismo darwiniano, dándolo por seguro y
“científico”, sin estar probado nada de la teoría y, en el noventa por ciento
de los casos, sin haber leído el libro “El origen de las especies”.
Pero lo que en realidad ha
hecho que la ciencia haya empezado a ensombrecerse ha sido el mal uso que se
hizo de la energía atómica con la fabricación de bombas y los accidentes de las
centrales nucleares, principalmente la de Chernobyl soviética. Este “progreso”
científico también trajo el famoso agujero de la capa de ozono (según dicen) y
la contaminación ambiental. Por otra parte, la ciencia no ha podido frenar la
pandemia del sida, lo mismo que muchos tipos de cáncer y enfermedades.
Resumiendo: en estos momentos
podemos decir que hay dos tendencias, no solamente opuestas, sino extremas. Por
una parte están los “creyentes” en la ciencia con su fe inquebrantable, a la
que atribuyen todo el progreso alcanzado por la Humanidad ,
considerándola como una fuente segura de conocimiento y precursora del
“porvenir radiante de la
Humanidad ”. En la otra orilla están los que dicen y opinan
que los avances científicos, presentan más inconvenientes que ventajas y claman
por un mundo natural perdido ya que, según dicen, la tecnología está acabando
con la naturaleza y puede acabar con el futuro.
En fin, probablemente la
ciencia termine frustrando a sus incondicionales “científicos”, pero también
hay que decir que la ciencia como tal, no es responsable de los males que se la
achacan. Y por otra parte, querer
aplicar la ciencia con el mismo rigor a todos los campos, es una auténtica
memez. Porque, vamos a ver: se puede predecir científicamente un eclipse, o la
visión de un cometa (el Haley, por ejemplo). Pero lo que no se puede hacer es
predecir científicamente el comportamiento de una entidad bancaria o de una
nación. Es decir: lo que se dice de una ciencia, no es aplicable
automáticamente a las demás.
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