No cabe duda de que el raro
ambiente político y económico está echando más leña al fuego a la ya difícil
situación del pequeño comerciante, que además de enfrentarse a la crisis, tiene
en contra a las grandes superficies, con su libertad de horarios, a las cadenas
de distribución y, sobre todo, a los impuestos.
Ante esta grave situación, se
está imponiendo una nueva estrategia de venta: comprar cosas por Internet, que
también perjudica al pequeño comerciante, cuya protección, como ya hemos dicho
en varias ocasiones, es necesaria. Pero hay que tener en cuenta que un
proteccionismo excesivo dañaría más a los pequeños que a los grandes.
¿Cómo se puede controlar esta
compra por Internet? No lo sabemos. Al fin y a la postre, también hay que
pensar en el beneficio que pueda obtener el consumidor.
En fin, puede que la caja de
los truenos se haya destapado en nuestro comercio interior ¿Y qué hace la
Administración? Pues nada de nada. No se sabe si toma nota siquiera, ya que hay
otras cosas “más importantes”, como son Venezuela, separatismos, echar la culpa
de todo al “enemigo”, etc, etc. Las prioridades son las prioridades, oiga.
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