domingo, 2 de julio de 2023

Las dos Repúblicas ( I I I )


 

Vamos a insertar unas entregas en las que veremos que en aquella Segunda República no había ni orden, ni respeto ni libertad, por mucho que los “historieteros” digan lo contrario. Esto que decimos está basado en comentarios, hechos, citas, imágenes y frases de libros y de periódicos, que omiten los “historieteros bienpagaos” de lo políticamente correcto.

Dichos “historieteros” no dejan de bombardearnos con lo de que en aquellos tiempos republicanos los enfrentamientos que se planteaban eran contra el enemigo “fascista”.

Como ya saben, los de la internacional de la mentira, del odio y del terror, disculparon, y disculpan, a Largo Caballero por su actuación y dichos sobre la revolución de octubre de 1934, así como los sucesos y acontecimientos independentistas de Cataluña en aquellos años.

Para empezar, diremos que el citado Largo Caballero mintió al Fiscal cuando éste le preguntó por su por su actuación y fomento en la citada revolución de octubre de 1934. Y mintió porque dijo que dicha revolución se había producido por la entrada en el Gobierno de miembros de la CEDA, a los que se les tachaba de “enemigos de la República” por el mero hecho de ser católicos. Esto que escribimos, aún lo decía un pedante infumable marxista no hace mucho tiempo, diciendo también que sobre este tema había que “cuidar las fuentes”, siendo la suyas las verdaderas, obviamente.

Como hay que “cuidar las fuentes”, veamos lo que nos dice Enrique Moradiellos en “El Basilisco”, número 27, enero-junio200, en “El gobierno británico y Cataluña durante la República y la guerra civil. Del oasis catalán al infierno de la revolución social”, páginas 21 a 36. En la 23 se lee, refiriéndose a lo que decían por aquel entonces las autoridades británicas:

“La entrada en el gobierno del partido radical de cuatro (sic) ministros católicos de la Ceda, de ningún modo justificaba la respuesta socialista”.

La propaganda de aquellos años insistía con el tema de la CEDA para justificar la revolución. Así, “El Socialista” publicó que “transigir con la CEDA es conformarse buenamente con la restauración borbónica . . . ¿Se vienen a eso los republicanos? Nosotros, no” ( I ).

En fin, como había que ir a la revolución, la entrada en el gobierno de la CEDA (en realidad sólo fueron tres ministros), fue la disculpa y el pretexto para que estallase dicha revolución.

( I ).- “El bienio negro y la insurrección de Asturias”, autor Juan Simeón Vidarte, Ediciones Grijalbo 1978, página 239.

Continuará.



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