jueves, 19 de agosto de 2021

Tal día como hoy ( C C L X I V )


 Como decíamos en anteriores entregas, iniciamos una serie en donde veremos someramente lo acontecido en los días actuales, es decir el 19 de Agosto, pero de años anteriores. Vamos a ver unas efemérides, algunas luctuosas, de este día.

Tal día como hoy 19 de agosto, pero de 1991, se derrumbaba la URSS, aunque el carcoma ya lo venía padeciendo desde hacía muchos años.

Como recordarán, hubo un intento de golpe de Estado para derribar a Gorbachov, golpe que, para lo único que valió fue para acelerar su desaparición. A tal golpe de Estado respondió el pueblo, no solamente con manifestaciones, sino con barricadas. 

Seguro que esta efeméride de la desaparición de la URSS prácticamente no aparecerá en ningún medio.


Como decíamos anteriormente, la URSS ya venía padeciendo su carcoma desde hacía varios años. Si no se derrumbó antes, fue debido al miedo que tenía el pueblo al sistema.

En este día de 1991, el secretario general del PCUS, Mijail Gorvachov,  se encontraba pasando unas vacaciones en “su” casa de campo en Crimea.

Los fanáticos del antiguo sistema comunista, no admitían los cambios que quería implantar Gorbachov, que llevaba en el poder desde 1985, cambios que se denominaron “Perestroïka”, que pretendía conciliar comunismo y democracia, asunto éste totalmente imposible. Así fracasó.

Al día siguiente, 20 de agosto del citado año 1991, intentaron derrocar  a Gorvachov. La reacción del pueblo no se hizo esperar: se lanzó a la calle sin temer a los tanques que circulaban por todo Moscú.

Los cabecillas del citado golpe, que eran a la sazón dirigentes de la temida KGB, de la policía, del ejército y del PCUS, quedaron atónitos ante la respuesta del pueblo, ya que no estaban acostumbrados a estas manifestaciones civiles.

Según cuenta el historiador británico Tony Judt en su obra “Postguerra. Una historia de Europa desde 1945”, Editorial Taurus 2006, 1209 páginas,  libro que narra la historia de Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta el año 2005,  los citados cabecillas «Eran, a su pesar, una caricatura de todos los defectos del pasado soviético: figuras viejas y grises de la era Breznev, de discurso lento y acartonado, ajenas a los cambios experimentados por un país cuyo reloj trataban torpemente de retrasar treinta años».

Meses después serían derribadas estatuas de Lenin y de Stalin.



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