Como ya saben, Irene Montero, con motivo del tema talibán, equiparó a España y a Afganistán diciendo que todas las culturas y religiones tienen formas, modos y maneras para oprimir a las mujeres. No sabemos si calificar esta afirmación de aberración, de absurda, de boutade, o propia de una persona loquinaria. Habría que preguntarle a esta sujeta, o “sujete”, si las mujeres en Afganistán pueden llegar a casa solas y borrachas, oiga.
Lo que tiene que hacer esta individua, o “individue”,
lo mismo que todas las de su cuerda, es condenar abiertamente el régimen talibán,
pero para esto no tienen ovarios o dídimos, oiga. Se les puede recomendar que
vayan a Afganistán, a Irán o a cualquier país musulmán para que las mujeres
luchen por sus derechos.
Como ya sabrán también, la vicesecretaria del PSOE, la
asturiana Adriana Lastra Fernández, refiriéndose a Afganistán dijo que "España es un refugio seguro para las
mujeres y las niñas que huyen de la violencia y terror" ¿Pero no quedamos que el machismo mata
más que el coronavirus? ¿Cómo puede ser un sitio seguro?
Lo que no se entiende muy
bien es como la “sujete” Irene Montero, no se va a Afganistán para tratar con
los talibanes el asunto del machismo. Lo tendría muy fácil: podría ir en un “Falcon”
presidencial, o en un avión de “Plus Ultra”, oiga. Una vez allí, tendría que
preguntar a los talibanes si se identifican como hombres o como mujeres,
preguntándoles también si tienen hijos, hijas o “hijes”. También tendría que
preguntarles si podría pintar los bancos con la bandera gay. Por otra parte,
tendría que recomendarles que no regalasen a sus hijas juguetes de color rosa,
ya que las oprime y reprime.
Y para terminar tendría que pedirles permiso
para entrar en una mezquita tetas al aire, como hizo en su día Rita Maestre en la
capilla de la Complutense madrileña.
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