lunes, 23 de agosto de 2021

Pacto Molotov-Ribentrop


 La ideología socialista es, como casi todas las ideologías, interesada. Este interés tiene un objetivo: aprovecharse, no teniendo en cuenta que, para obtener este provecho, se pisoteen la justicia, la razón y la libertad, y en el caso de España, se pisotee también su unidad, descuartizándola y descoyuntándola.

Para este descuartizamiento, se recurre a todo tipo de “libertades”. Así, por ejemplo, el colectivo gomorrita-sodomita se le emplea como grupo de presión contra la Iglesia, por ejemplo, o como una “panzer” para la destrucción de la sociedad. Es decir, de estos colectivos, y de otros, bien manipulados, obtienen las ventajas y réditos que tienen calculados para sus fines. No solamente obtienen réditos del “no a la guerra”, si no de cualquier asunto que les venga bien. El fin justifica los medios.

Decíamos antes que nadie quería la guerra y que, obviamente, era preferible la paz. Pero, casi siempre hay un pero, hay guerras que se hacen para evitar males mayores. Y aquí surge el tan manido y llevado concepto de “guerra fría”. Porque, vamos a ver: ¿deberíamos seguir la instrucción del “no a la guerra” frente al tirano y sanguinario Hitler que intentó apoderarse de Europa? Evidentemente, no.

Sin embargo, frente al no menos tirano y sanguinario Stalin, se pedía el “desarme”, oiga. Era “la guerra fría”. Mientras tanto, el mundo comunista se armaba hasta los dientes, a pesar de que fueron ellos, los comunistas, los que inventaron lo del “pacifismo” a través de la Komintern. Y hubo gente que se lo creyó a pies juntillas. Los idiotas útiles que diría Lenin, sirven para esto y para muchas cosas más.

Stalin, “Koba el temible”, “El hombre que más amamos”, “El padre de todos los pueblos”, “El genio más grande de la era”, fue el encargado de transmitir este sermón pacifista a la Europa bañada por el socialismo en aquellos años treinta del siglo pasado. Con el cuento de “la paz”, exhortaba a los pueblos a rebelarse contra sus dirigentes; se saboteaban todo tipo de industrias, a la vez que se difundían y se sembraban odio, inquina y derrotismo entre los gobiernos verdaderamente pacíficos y democráticos.

Pero al poco tiempo, este “pacifismo”, la guerra caliente contra Hitler y la “guerra fría” de Stalin, se vinieron abajo: los dos tiranos firmaron el famoso pacto Molotov-Ribentrop para repartirse países enteros por la fuerza. De pacifismo nada.

Los “pacifistas” comunistas de todo el mundo, quedaron a cuadros con la firma de este pacto, aunque hubo quien lo disculpó porque Stalin sabía lo que se hacía. El fanatismo llegó al tal extremo, que cuando Alemania invadió Francia, sin que ésta presentara ninguna oposición militar, y antes de atacar a Rusia, hubo personas, tales como Georges Marchais, pertenecientes al partido comunista francés, ¡que se fueron a Alemania a trabajar! Los alemanes ya no eran invasores, sino aliados “nuestros”. Ni qué decir tiene que todo esto fue prácticamente borrado de la Historia.

¿Se acuerdan cuando el presidente Reagan desplegó los misiles “Pershing” en Europa, para contrarrestar los “SS-20” soviéticos? ¿Qué fue lo que sucedió? Pues lo de siempre: hacer lo que dice el manual y el panel ideológico, es decir, los pacifistas de aquel entonces se manifestaron con todo tipo de alborotos e insultos contra Reagan, claro. El asunto llegó a tal extremo que “pacifistas” ingleses llegaron a pedir el desarme de su país. ¿Por qué no pidieron el desarme de la destartalada URSS? ¿Existió, y existe, ese pacifismo en la citada ex URSS, en Corea del Norte o en la Cuba castrista? ¿Se permitiría a sus habitantes salir en manifestación pidiendo el desarme de su país? La respuesta ya sabemos cuál es.

Por otra parte, la cobardía de estos “pacifistas” es notoria. Vamos a ver: ¿por qué  montan sus algaradas, sus campamentos con sus trompetistas, en países donde hay democracia? Pues sencillamente porque no hay ningún tipo de riesgo ni represión. Donde no se atreven es a hacerlo en los países antes citados, o en otros sitios similares. El día que lo hagan en estos sitios, empezaremos a creer un poco en la causa “pacifista”.

Nota.- También hubo otro pacto (“Tratado germano-soviético de amistad y de fronteras)” firmado un mes después en el que había unas cláusulas secretas que hablaban de reordenamiento territorial y político del centro y este de Europa. Este tratado también parece haberse esfumado. Antes de la firma, Stalin había difundido que el hitlero-trotskismo formaba parte de una conspiración a nivel mundial contra la URSS. Después de la firma, ya no era el hitlero-trotskismo, sino el imperialismo británico y yanqui.

Una vez firmado dicho pacto, Stalin propone un brindis y dice:

«Si es cierto que el pueblo alemán ama a su Führer, pues bebamos a la salud del Führer.»

Pinchen en el siguiente enlace de YouTube y verán las atrocidades del monstruosos Stalin.

Las purgas de Stalin



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