En esta España actual rota, desmembrada, enfrentada y triturada, la Historia está sujeta y subordinada a un pacto para silenciar las palabras, obras y actitudes de un bando, pacto que lleva al olvido y al silencio. Y si no que se lo pregunten a ciertos “historieteros” de lo políticamente correcto. (Permítasenos utilizar esta palabra que no viene en el Diccionario de los “inmortales” de la RAE, aunque sí viene historieta). En cuanto a lo “políticamente correcto” ya se sabe qué es: desistir de los propios criterios, razonamientos, tendencias y pensamientos, con el objeto de admitir y aceptar dichos criterios, razonamientos, tendencias y pensamiento de una “mayoría” que, en la mayor parte de los casos, está compuesta por ignorantes, badulaques, bausanes, cenutrios, faramalleros, fementidos, gárrulos, loquinario, tarúpidos, truchimanes, etc.
Nosotros, que no pertenecemos a dicho bando, tratamos
de airear lo que se quiere ocultar ¿No hay que “recuperar la memoria histórica?
Pues vayamos a ello.
La izquierda en general y sus “historieteros”, no
cesan de bombardearnos con que el advenimiento de la República fue por pura
cuestión democrática. Si esto fue así, ¿por qué se sublevaron contra ella en
1934? Si, efectivamente, había democracia, en el año anterior, en 1933, habían
ganado las derechas, ¿no había que respetar el resultado democrático?
La sublevación de octubre de 1934 demostró que
prácticamente había dos bandos bien definidos y que la convivencia iba a ser
muy difícil. Como cosa curiosa hay que decir que, aunque en 1936 la izquierda
ganó en diputados, no ganó en votos. Asimismo, los mismos que se sublevaron en
1934 contra el gobierno democrático establecido, fueron los que ganaron en
1936, planteando y planeando, no una verdadera República, sino una revolución
de corte marxista. Y aquí es cuando se rebela la derecha, ya que la citada
revolución agitada y dirigida por Moscú y sus “asesores”, comienza con
incendios, crímenes y asesinatos, amén de inculcar al pueblo el odio al
ejército y al clero.
Además, el enfoque marxista del conflicto, fue
pregonado a los cuatro vientos: unos partidos representaban los intereses del
pueblo; otros los de Cataluña y Vascongadas, perdón, Euskadi, y otros los de la
oligarquía, burguesía, etc, etc
Se dice machaconamente que las propuestas de la
izquierda durante la República se referían siempre a los intereses de los
trabajadores. La verdad es que no hubo prácticamente ningún beneficio, pues el
paro, el hambre, el ataque a todo lo que sonase a privado, etc, etc.,
empeoraron la situación.
Por otra parte, la prepotencia e ineptitud de muchos
políticos fue otra causa del desastre. Así, Azaña, por ejemplo, estaba
convencido que únicamente los republicanos de izquierda eran los capacitados
para gobernar. Como recordarán, cuando perdió las elecciones de 1933, este
sujeto intentó dos golpes de estado. Y cuando se vio en el gobierno en 1936
dijo que el poder quedaría siempre en manos de los suyos. Hay que decir, en
honor a la verdad, que Manuel Azaña era un político moderado de izquierdas. Los
que no eran moderados, ya sabemos quiénes eran y cómo reaccionaron. Y para
muestra un botón: en una sesión parlamentaria celebrada el 4 de julio de 1934
en el Congreso, el orondo socialista Indalecio Prieto sacó una pistola
amenazando a los diputados. Esta noticia la comentaremos más ampliamente en la
próxima entrega.
Solamente una consideración: si esto lo hubiese hecho
un diputado de derechas, ya se imaginarán la que se hubiese armado. Habría
pasado a la Historia con todo el bombo y platillo. Pero como lo hizo el
socialista Prieto, no solamente no pasó nada, sino que este hecho, y otros
muchos, se silenciaron. Para eso está la “recuperación de la memoria
histórica”, oiga.
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