Según el diccionario de los “inmortales” de la RAE, ejecutar es “dar muerte al reo”. Asesinar es “matar a alguien con premeditación, alevosía, ensañamiento o por una recompensa”. Según el personaje de que se trate, y según interese el modo de contar un suceso de este tipo, una persona puede ser asesinada o ejecutada. La tergiversación y la mentira es lo que privan.
Dicho lo
anterior, y como recordarán (hay que “recuperar la memoria histórica”, oiga), en
octubre de 2014 en Irán se ejecutó a una mujer a la que se le acusó de
“asesinato” por el mero hecho de defenderse de su violador.
Por otra
parte, esta mujer no contó con el correspondiente juicio para investigar los
hechos pasando, desde su detención, dos meses en prisión sin poder comunicarse
con nadie, además de ser torturada.
Los de la internacional de la mentira, del odio,
del terror, así como los “artiscejos”, gays, lesbianas, feministas, “Podemos” y
demás troupe, callaron como zorras ante todo esto ¿Por qué no dicen nada sobre
lapidaciones y ahorcamientos en el Islam?
A
ver si ahora con la que se avecina en Afganistán tiene los dídimos suficientes
para decir algo.
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