miércoles, 31 de octubre de 2018

El silencio (y I I )



Y terminamos con el asunto del silencio.

Como ya saben, hay silencios que deben mantenerse por diversas causas, ya sean por promesas o por honor. Por el contrario, hay silencios infamantes y profanadores, amén de turbios, tenebrosos, bajos y rastreros.

Callar en este momento, sin delatar toda la serie de barbaridades que se están cometiendo, es de una cobardía sin nombre.

Lao Tse, filósofo del taoísmo que vivió en el siglo V I a. de C., decía que “los más graves padecimientos que gravitan sobre el corazón del hombre, lo constituyen el dolor de la indiferencia y el silencio de la cobardía”.

El “pueblo soberano” está sumido en la más absoluta confusión. Lo más grave es que no se da cuenta de ello. Está inmerso, sin saberlo, en una serie de cuestiones por puras interpretaciones ideológicas, que propician enfrentamientos de todo tipo. El espíritu conciliador, del que muchos charlatanes hablan, brilla por su ausencia. El travestismo político es lo que priva.

Ahí tenemos el asunto de las “nacionalidades” que, hábilmente manejado, está produciendo una serie de enfrentamientos que terminarán muy mal, ya que se está resquebrajando a España, a pesar de aquello de “ya somos europeos” ¿Se acuerdan?

En fin, se calla y se silencia por miedo, o por conveniencia. Somos muchos millones de españoles los que no estamos dispuestos a perder la Patria y la Unidad.



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