A los marxistas les gusta
mucho emplear la palabra dialéctica para intentar resolver las inmensas
contradicciones de la doctrina.
Tal palabra tiene varias acepciones en el
Diccionario de
En la confrontación dialéctica no siempre
salen a relucir la verdad o la falsedad: los sofismas (con sus casi veinte
clases distintas) y las falacias suelen estar presentes.
En el caso del marxismo el sofisma “ad verecundiam” es uno de los más
usados. Este sofisma está basado en el sentimiento de respeto o de veneración
que se siente por una persona o por una cosa. Cuando un marxista señala como
proposición verdadera, por ejemplo, el dogma de que la lucha de clases es el
motor de
Por el contrario, la praxis sí demuestra la
verdad o falsedad. En uno de los mejores ensayos políticos del pasado siglo, “Camino
de servidumbre”, Hayek demostró las consecuencias desastrosas que
inevitablemente traería la planificación central de la economía marxista. Esto
lo dijo en 1944.
También demostró que el horror y las matanzas
eran consecuencia del colectivismo, ya que todos los sistemas que pretenden
solucionar los problemas basándose en tal planificación, lo único que hacen es
destruir la democracia, obligando a los ciudadanos a una servidumbre al poder
político.
Muchos marxistas dicen que esta planificación
solamente afecta a la libertad económica. Falso. Cuando el Estado es el único
propietario y, por tanto, no hay propiedad privada, la subordinación y
dependencia del mismo convierten a las personas en esclavas.
En el sistema totalitario marxista, los fines
de la colectividad se imponen a los del individuo. De esta forma, los
dirigentes emplearán métodos coercitivos contra infinidad de personas en forma
de torturas, encarcelamientos, deportaciones, asesinatos, etc.
No nos engañemos: la doctrina marxista es
inmutable y obstruye toda manifestación de pensamiento libre y lucha contra
todo juicio que le sea opuesto, condenando como errores de razón las verdades
más evidentes ¡Cuán caro ha pagado el marxismo su horror tradicional a la libre
discusión de ideas!
Hay y hubo pueblos que, en nombre del derecho y de la libertad han rechazado y repudiado la obra y principios marxistas, no necesitando de la dialéctica para nada. La praxis ha demostrado que este sistema no vale ni funciona.
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