“Los leopardos de la libertad”.
Vamos a ver lo que se lee en la página 82 del libro “Una
historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie”, autor Juan Eslava
Galán, Editorial Planeta, 2.006, :
“El miliciano Remigio Lodones, de la
agrupación sindical Los Leopardos de la Libertad, recuerda con
nostalgia aquellos días:
En cuanto amanecía empezaban los tiros de
una trinchera a otra, los de enfrente menos porque andaban escasos de
cartuchos, y así pasaban el día, vigilando para que no avanzaran, con mucha
camaradería. Algunos nos juntábamos en las vaguadas a jugar a las cartas y
charlar y, como había muchas milicianas deseosas de servir a la causa y de alegrar a los soldaditos de la
República, pues, je,je. . . en mi vida he chingado tanto.
No lo hacían por vicio ¿eh?, sino por ideología, porque
eran las sacerdotisas del amor libre y hay que predicar con el ejemplo. Las más
feillas no tenían mucha demanda, pero había una rubita aprendiza de modista en
un taller de Serrano que terminaba el día escocida. Lo malo es que también
había muchas putas y las purgaciones y la sífilis nos causaban más bajas que
las balas fascistas. Total, cuando caía la tarde cerrábamos el
quiosco y nos volvíamos en coches o en camiones a Madrid y, de anochecida,
iba a la terraza del café La Estrella de Oro, en Carabanchel, y me
pedía una zarzaparrilla fresquita, el fusil entre las piernas, la gente nos
miraba con mucho respeto, y luego a casita.
Me había agenciado una cama muy buena en
el saqueo de la casa de un fascista en el barrio de Salamanca y
dormía estupendamente hasta las seis o así de la mañana, cuando venía a
recogerme la camioneta del Comité para echar otra jornada en la sierra”.
No hacemos ningún comentario porque el asunto se
comenta por sí mismo.
Nota.- Lo señalado en rojo es nuestro..
¡Menudo “vínculo luminoso”!
Continuará.
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