En este mes de enero, pero
del año 1965, fallecía Winston Leonard Spencer Jacobo Torres Churchill. Se
cumplen, por tanto, en este mes de enero de 2.020, el quincuagésimo quinto
aniversario de su muerte. Había nacido el 30 de noviembre de 1.874.
Probablemente haya sido unos
de los personajes más importantes del siglo XX por su energía y voluntad, amén
de otras cosas. Cuando cayó Francia en manos de Hitler, sin apenas luchar, los
ingleses vieron las orejas al lobo: tenía al enemigo a 14 kilómetros .
Churchill, con su voz gruñona
y un tanto ceceante, no dejaba de animar a sus compatriotas: “Defenderemos nuestra isla y seguiremos
peleando invencibles hasta que la maldición de Hitler se levante de la frente
de la humanidad. Estamos seguros de que al final todo saldrá bien”. Y así
fue.
Durante los difíciles años 40
del siglo pasado, en plena II Guerra Mundial, Churchill fue todo un símbolo.
Era un gran patriota que estaba dispuesto a pagar cualquier precio por salvar a
Inglaterra. Cuando hablaba, lo hacía sabedor de que su nación estaba unida,
siendo esto unos de los tres pilares de la derrota de Hitler. Los otros dos lo
habían sido Estados Unidos y Canadá.
Fue un hombre que tuvo un
papel de lo más relevante en el escenario mundial de aquel entonces, sobre todo
en los primeros años de su gobierno durante la guerra, gobierno que había
recibido el mayor apoyo de todos los habidos en Inglaterra.
Era orgulloso y ambicioso, en
el buen sentido de ambas palabras. Era un conservador que contaba con el apoyo
de los bancos laboristas porque sabían que se triunfaría contra Hitler. Y así
fue: durante su cargo de primer ministro, que duró cinco años, se derrotó al
nazismo. Sin embargo, en las elecciones generales de 1.945, ganaron los laboristas
por una amplísima mayoría, quedando el propio Churchill y parte del mundo,
atónitos.
Era un hombre de gran
intuición. Así, cuando Hitler accedió al poder en 1.933, no se dejó llevar por
la propaganda nazy, sino que, gracias a esa intuición, adivinó que Hitler sería
un problema para la Humanidad. Tenía
sus defectos, como todo ser humano, pero en las decisiones que había que tomar
en aquellos angustiosos años, daba siempre en el clavo.
Por otra parte, nunca ha sido
un hombre perverso, como lo fue Lenin, por ejemplo, que a decir de muchos
marxistas pedantes infumables, fue el hombre más importante del siglo XX.
Bestial “boutade”. Era una persona
magnánima que perdonaba a sus enemigos.
Le gustaban el champán, el
coñac y los puros. Le importaba un bledo el “qué dirán”. Era valiente, magnánimo,
leal y noble, virtudes y gracias estas que hoy parecen haber desaparecido en
nuestros políticos.
Y para terminar, diremos que
muchos ingleses reconocen que Inglaterra ya no es lo que era después de haber
desaparecido Winston Leonard Spencer Jacobo Torres Churchill.
Una de sus frases más
célebres fue: "El vicio inherente al capitalismo es el desigual
reparto de bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto
de miseria."
Descanse en paz.
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