lunes, 8 de abril de 2019

Comunismo: odio, mentira y terror ( I V )



Continuamos con Antonio Gramsci. Como habíamos dicho en el anterior capítulo, el italiano había huido a la URSS porque Mussolini le perseguía. Sin embargo, decidió regresar a su patria porque lo que había visto en el “paraíso” comunista le había impactado negativamente al comprobar cómo realmente funcionaba el sistema bajo la égida del temido y criminal Stalin.

Una vez en Italia, su intención era la de dirigir y liderar el Partido Comunista Italiano, cosa que no pudo conseguir porque “Il Duce” lo encarceló en 1.926, lo mismo que se hacía en los regímenes comunistas con los opositores. Gravemente enfermo fue sacado de la cárcel y falleció en 1.935.

Una vez en la cárcel, tuvo tiempo para meditar sobre su teoría que consistiría, llevado por su fanatismo marxista, en subvertir los principios éticos y morales del mundo occidental, al que él pertenecía, para que el comunismo triunfase.

Aquí es cuando surge la idea de conquistar para la causa marxista al mundo intelectual de la educación, de las artes y de la cultura en general. Y en este momento es cuando aparecen los tontos útiles, que diría el criminal Lenin que, lo único que han hecho, ha sido confirmar las teorías de Gramsci.

Como ya hemos dicho en otros artículos, también hubo más partidarios de este terrorismo intelectual, como es el caso del húngaro Gregory Lukacs, quien llevó a la práctica sus teorías en la república soviética de la Hungría de 1.919, dirigida por el tirano Bela Kun, quien después del derribo de dicha revolución húngara, y como siempre hacen los líderes comunistas de todos los países y en todos los tiempos, huyó a la URSS, en donde “trabajó” como burócrata de la Internacional Comunista, siendo asesinado posteriormente por Stalin durante el Gran Terror soviético de los años treinta del siglo pasado. De este asesinato por parte de Stalin, poco se comenta. Si embargo, lo de Gramsci fue propagado a los cuatro vientos por la propaganda marxista de los tontos útiles.

Quizá lo que más destaca de este sujeto es el asunto sexual. Según esto, en los colegios se inculcaba a los niños las excelencias del amor libre y se les decía que tanto la familia como la religión eran cosas irracionales que había que extirpar para gozar de la plena libertad y de los placeres. A poco que uno se fije, este programa se ha llevado a cabo en España desde los tiempos de “ni la madre que la parió”, a la actual del “Okupa” monclovita.

Estos dos personajes, y alguno más, son los que han cimentado las bases de la contracultura que aparece en el mundo “progresista” allá por los años sesenta también del siglo pasado. Pero, claro, la ignorancia de estos “progres” es tan supina que no saben que su “doctrina” y puntos de vista ya habían sido programados por estos dos sujetos.

En el próximo artículo hablaremos de otro líder del terrorismo cultural: Willi Münzenberg.

Continuará.



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